La Ciudad Monumental se ha convertido durante los últimos años "en un gran aparcamiento gratuito al aire libre de siete de la mañana a tres del mediodía. Es un desbarajuste donde hay que poner orden". Así lo afirma el concejal de Tráfico y Seguridad, Carlos Jurado, dispuesto a adoptar "medidas serias para acabar con tanto caos". El edil, que asegura que así se lo han solicitado "todos los partidos", explica que en este contexto se ha comenzado a multar a los vehículos que entran al casco antiguo sin autorización y a los que están mal aparcados aunque pertenezcan a los vecinos. Pero además, la policía local acaba de recortar otras 150 tarjetas de acceso y ya estudia la asignación de aparcamientos fijos para los residentes.

Teóricamente solo está permitida la entrada al recinto intramuros a vehículos de vecinos, emergencias, y carga y descarga, pero desde que se estableció la restricción en el 2003 se han concedido 700 licencias, "un dispendio" según Jurado y los propios residentes. La necesidad de reducir esta cifra desembocó en el recorte de las primeras 150 tarjetas en junio, y la policía local acaba de retirar otras tantas en septiembre. "La mayoría son de exconcejales y exvecinos, y muchas estaban ya desactivadas, pero no se habían recuperado", explica el superintendente de la jefatura, César García, recordando que la revisión "será continua".

Este proceso se acompaña desde hace unos días del endurecimiento de las sanciones dentro del propio recinto monumental, lo que ha levantado las quejas de algunos vecinos que se han topado con multas por tener su vehículo mal aparcado. "Vamos a seguir denunciando a quienes entren sin licencia, pero también a quienes estacionen sobre las aceras o impidan el paso, aunque sean residentes. Vivir allí no da derecho a aparcar mal. Si antes no se multaba, yo no puedo responder por otros. Ahora estamos haciendo las cosas bien, acorde con la normativa", subraya Jurado, que recuerda que todos los partidos han pedido criterios más restrictivos en la Comisión Municipal de Tráfico.

No obstante, según anunció el concejal, ya se ha iniciado un estudio minucioso para reordenar los estacionamientos intramuros de modo que la mayoría de los residentes puedan tener su plaza fija. Técnicos municipales, acompañados por los propios vecinos, han comenzado a recorrer toda la parte antigua para determinar los aparcamientos adecuados (con el menor impacto visual posible), "por ejemplo en el adarve del Cristo, en el adarve del Padre Rosalío, algún espacio en la plaza del Conde de Canilleros, otros más en la parte baja de la plaza de las Veletas, varios en el barrio de San Antonio...", detalla César García, matizando que todos estos enclaves deberán estudiarse y concretarse.

Cada estacionamiento tendrá una marca muy discreta, "por ejemplo un pequeño punto negro", precisa el superintendente. Y aunque muchos vecinos dispondrán por tanto de su aparcamiento, habrá que habilitar otros espacios y algún solar en estudio para que haya huecos suficientes "e intentar que todos tengan su plaza", señala Jurado. En cualquier caso, el asunto es complejo. "El hecho de que vivan en una zona restringida debe otorgarles algunas ventajas, pero en la parte antigua hay el espacio que hay, y tampoco en Cánovas o Virgen de Guadalupe existen plazas para todos los vecinos. Además, el ayuntamiento no puede comprometerse a dar una plaza pública a cada ciudadano para siempre, lo pedirían todos", aclara César García.

De todos modos, los responsables también esperan que las plazas libres aumenten con el mayor control de la entrada a la parte antigua. "A medida que accedan menos coches, habrá más huecos", indica el superintendente. Además se reordenará el área de Santiago, situada fuera de la zona de restricción. "Cada uno aparca donde quiere, aquello es un auténtico despropósito", afirma el concejal.