La decisión del obispo sobre desautorizar las bodas fuera de los templos no es invención. El derecho canónico estipula que los matrimonios deben celebrarse en lugares consagrados. Las ceremonias en los jardines de Las Arguijuelas u otros espacios han incumplido este precepto con la connivencia de novios y sacerdotes. En el caso del castillo, los novios, los gestores del recinto y el párroco de Valdesalor, cuando éste oficiaba la ceremonia, tenían conocimiento de causa. En las licencias, se hacía constar que se casaban en la ermita, también en las invitaciones, aunque los novios y los gestores del castillo ya habían pactado que fuera en los jardines. "Era una trampa que todos aceptábamos y el obispado ha estado haciendo la vista gorda", dice un novio que se casará allí.