Es un sector poco estable, con locales que abren y cierran por temporadas, trabajos al margen de cualquier normativa legal y mujeres extranjeras en continuo traslado de unos negocios a otros para evitar su expulsión del país. Según informaciones a las que ha tenido acceso EL PERIODICO, en la provincia cacereña operan unos 30 locales de alterne ubicados sobre todo en las zonas de mayor renta. De ellos, 24 trabajan de forma más continuada, aunque pueden contabilizarse hasta 36. "No es una provincia con muchos establecimientos de este tipo", explican fuentes de la comisaría.

Los precios por servicio en los clubs cacereños oscilan actualmente entre 30 y 40 euros. Las copas, cuyos beneficios suelen repartirse al 50% entre local y prostituta, cuestan de 8 a 10 euros según la categoría del establecimiento. El sector está copado por extranjeras procedentes de países suramericanos, del Este europeo y de Africa. En los negocios más estables de la provincia trabajan unas 150 mujeres.

ENMASCARADOS Conocer las ganancias que obtienen los clubes cacereños resulta casi imposible, ya que en sus licencias figuran como cafeterías, bares, salas de fiesta u hoteles (las mujeres simulan estar alojadas y el local elude así cualquier relación con ellas). "Sólo podemos intervenir en caso de que se fuerce a alguien a ejercer la prostitución o se produzcan otros delitos. No obstante, realizamos controles para evitar las estancias irregulares en el país y el uso de menores en estas prácticas", señalan fuentes de la comisaría. Los locales no suelen tener una vinculación especial con las drogas, que sólo complicarían su negocio.

El número de prostíbulos se mantiene estable en la provincia durante los últimos años. Tan sólo se desplazan hacia zonas con más recursos económicos o carreteras con mayor tránsito, donde hay actividad, trabajo y dinero. De todos modos, el oficio se ejerce de puertas para adentro con muy pocos casos de prostitución callejera. Por ejemplo, en la capital cacereña no existe ninguna práctica de este tipo, y hasta hace unos meses sólo trabajaban dos jóvenes en la acera situada frente al edificio Alcoresa. En Plasencia sí se dan más casos.