Silvia, María y Virginia, alumnas de Secundaria del instituto El Brocense, nunca hubieran imaginado que las celdas del palacio de Justicia de Cáceres, en la ronda de San Francisco, no tienen barrotes como en las películas sino ojos de buey para que se pueda ver desde fuera qué hacen los detenidos antes de pasar a disposición judicial. Tampoco podían pensar que el forense José María Montero les explicara científicamente la adicción que crean las drogas, cualquiera que sea, ni la importancia que tiene una simple uña para cazar al autor de un delito de agresión sexual gracias a cotejar su ADN.

Las terceras jornadas de puertas abiertas en el Palacio de Justicia de Cáceres, organizadas por el Consejo General de Poder Judicial y el Tribunal Superior de Justicia de Extremadura (TSJEx), volvieron a acercar ayer a centros educativos y público en general el engranaje de los tribunales desde la fase de instrucción a la vista oral. La convocatoria con entrada libre sigue hasta hoy, de 10 a 14 horas, y permite la posibilidad de asistir a la representación de un juicio de menores acusados de agredir a un profesor basado en un caso real.

Fernando Muñoz, director del gabinete de comunicación y relaciones institucionales del TSJEx, recuerda la importancia de estas jornadas para ganar transparencia ante la sociedad. Grandes paneles colocados en el vestíbulo del palacio explican con detalle la estructura judicial o las funciones constitucionales del juez. "Llevamos años tratando de demostrar cómo se administra la justicia", subraya.

En las tripas de los tribunales impresiona bajar a los sótanos del edificio y ver las estancias para ruedas de reconocimiento a detenidos o la austeridad de las celdas con las paredes blancas ensuciadas con nombres y mensajes poco reproducibles. Arriba, junto a un largo pasillo están los despachos del instituto de Medicina Legal donde Pilar Cordero, ayudante de forense, detalla con toda normalidad su trabajo diario examinando cadáveres. Tras más de 20 años, sigue sufriendo cuando está frente a bebés o a personas conocidas. Fuera, sigue el trasiego de abogados, jueces y fiscales. Es la vida.