Alegría no puede ladrar. Desde que el sábado por la noche la encontraran moribunda, con el cráneo abierto y la mandíbula partida entre unos zarzales del camino de Valdeflores (en la falda de la Montaña), a esta perra de raza podenca blanca y canela apenas le quedan fuerzas para luchar por su vida y frustrar el intento de sacrificio a palos de su propietario, que será denunciado por un testigo presencial del maltrato y la protectora de animales.

Alegría es el nombre con el que quieren rebautizarla en la perrera municipal, donde se recupera de la brutal paliza que recibió. Y es que, a pesar su triste casi final, la noticia de su supervivencia es motivo de celebración, relata Juana García, responsable de la protectora.

Maltrato entre zarzales

Su muerte a golpes estaba planeada para el sábado en ese rincón perdido de la Sierra de la Mosca, aunque quien molió su cabeza a palos no contó con un testigo. Ricardo Utrera, vecino de las inmediaciones que suele pasear con su perro por la zona, pudo presenciar cómo un hombre, supuestamente el dueño del animal, se introdujo entre los matorrales con la perra, a la que llevaba atada con una soga. "Me fijé en él porque me dio una sensación rara. Al poco rato le vi salir de los matorrales sin el animal", contó ayer a este diario.

Al alejarse el individuo, Utrera y su perro buscaron entre los matorrales hasta que encontraron el cuerpo agonizante de la podenca junto a un palo partido y ensangrentado. "Creí que estaba muerta --recordó--, pero se movió ligeramente y fui a buscar ayuda".

La rápida actuación de la policía local, los bomberos y un servicio de veterinario de 24 horas --que demostraron "una gran sensibilidad", según este vecino-- contribuyó finalmente a salvar a la perra de una muerte casi segura.

"No ladró, ni se quejó cuando la curaban en la clínica y le ponían las grapas. Sólo nos miraba con los ojos muy abiertos como diciéndonos: "No sé qué más me puede pasar"", lamentó Ricardo Utrera. Esa primera noche durmió en su casa, hasta que el domingo pudo ser trasladada a la perrera municipal.

Utrera y la protectora denunciarán el jueves al agresor ante la justicia. El autor del maltrato podría ser condenado a una pena de prisión de entre tres meses a un año, según el vigente Código Penal. "No es por ecologismo --argumenta Utrera sobre la denuncia-- sino por humanidad. No se puede actuar de este modo tan criminal e impune".

Juana García, presidenta de la protectora de animales, aseguró que es necesario que se denuncien hechos como éstos para que la justicia tome cartas en el asunto. "La gente se tiene que concienciar de que hay métodos para esterilizar a los animales y que si están enfermos, también hay medios para darles una muerte digna", declaró García.

Alegría tiene tumores de los que será operada en los próximos días y otros achaques por su vejez, pero, según el veterinario, es probable que sobreviva y que vuelve a ladrar.