En muchos aspectos de nuestra vida pública, los españoles estamos volviendo a la Edad Media a pasos acelerados. No solo por las leyes vigentes de represión y persecución de ‘herejías’ contra los que hayan ofendido a nuestros reyes, o a la Virgen; o porque hayan pronunciado blasfemias en sus trovas y romances, animando a las mujeres a ser iguales a los hombres y a los villanos a tener los mismos privilegios que los poderosos. Sino porque, desde la semana que perdieron el poder sobre el reino, a cuenta de una ‘moción de censura’, el Partido Popular ha comenzado a hacer una ruidosa campaña de trompetas y tambores para iniciar de nuevo una ‘Cruzada’ contra los ‘descreídos’, ‘populistas’ y ‘antisistema’ que quieren destruir nuestra Patria --junto a vascos y catalanes-- para romper la sagrada unidad que consiguieron los Reyes Católicos.

Ya hay voces iracundas que claman contra el ‘golpe de Estado’ que fue la censura parlamentaria que derrotó del gobierno. Otros califican de ‘fraude’ la moción que deslegitimó al Ejecutivo por sus múltiples errores y corruptelas; sin reparar que este procedimiento para restaurar la democracia y echar del poder a los incapaces, está contemplado en la Constitución y avalado por las leyes.

En fin; el ‘guirigay’ de esta primavera --levantado entre los habitantes más rebeldes de la ‘granja’- supera ya los niveles de ruido y protesta de sus inquilinos; y algunos hay que en vez de gritar prefieren ‘relinchar’, para que les tomen por ‘centauros’ del orden establecido. Como es el caso del sonado ‘caballero andante’ don Hernando de La Alcarria, que lleva entrenándose más de seis años en el noble arte de atacar a los ‘gigantes’ y ‘malandrines’ con insultos y despropósitos, para que se le tome en consideración.

Una buena mayoría de los españoles de ‘derechas’ son muy proclives a mirar hacia atrás; hacia el pasado más recóndito y oscuro, confundiéndolo con la actualidad; pensando --como lo hizo Jorge Manrique-- que ‘cualquier tiempo pasado fue mejor’.

Por ello, sin duda, el fundador y mentor del PP predicó en su día una ‘cruzada’ contra Iraq --junto a norteamericanos e ingleses-- para desactivar sus ‘armas de destrucción masiva’. Armas ‘inventadas’ y mendaces, que solo existían en su imaginación. E intentó iniciar otra ‘reconquista’ para volver a ocupar un peñasco sin valor --llamado Perejil-- junto a las costas de Marruecos, que había sido invadido por los musulmanes, enemigos de la fe.

Como ya ocurrió en la España Medieval, en la actual también las ‘cruzadas’ y ‘reconquistas’ son emprendidas por la nobleza y sus vasallos, fundamentándolas sobre mentiras, engaños, manipulaciones y tergiversaciones, que ocultaban intereses espurios para defraudar, malversar caudales públicos y apoderarse de los bienes comunes de las gentes o de los pueblos; a los que sometieron a ‘servidumbre’. Hoy han cambiado los nombres de la nobleza: los duques, marqueses o condes ahora se llaman presidentes, ministros, secretarios, alcaldes, etc..., pero siguen actuando igual que en los ‘siglos oscuros’, en cuanto a privilegios y sinecuras. Por eso, junto al ‘valido’ y sus vasallos, han perdido sus privilegios empleos, retribuciones y cargos más de 1.300 ‘asesores’, ‘coordinadores’, portavoces y clientes del PP, que se habían acostumbrado a ‘comer del presupuesto’ sin ninguna responsabilidad ni tarea concreta.

Esperemos que los tiempos que se abran con esta ‘cesura’ de la censura, sean de avance y progreso, y no de imitación a los ya superados.