Hubo un tiempo en el que por la Plaza Mayor de Trujillo los juglares repartían versos cantados el día del mercado, los caballeros se batían en duelo por la mano de una princesa, y el vino se bebía directamente de la tinaja para digerir mejor el capón. Mundialmente conocida por ser cuna de los conquistadores más grandes que ha dado este país, esta coqueta ciudad en plena A5 guarda la esencia de su pasado. En Trujillo mires donde mires hay un rincón con historia. Altivo y vigilante desde la cima de la colina Cabeza del Zorro, el castillo de Trujillo impregna al resto de la localidad sueños de capas y cotas de malla. Aprovechando restos de una alcazaba anterior, la fortaleza de Trujillo fue levantada en el siglo XII. Se conservan sus siete torres originarias y cuatro de sus siete puertas de entrada. Los Reyes Católicos pasaron por una de ellas antes de firmar el ‘tanto monta, monta tanto’ y la paz con Portugal de 1479. El castillo, cuanto más cerca lo tienes más poderoso te parece.

El rodaje se centró en la muralla que rodea el arco del Triunfo y en un aljibe cercano. Por la albacara y la parte más alta del castillo se desplegaron las tropas Lannister. Tres banderas ondeaban con el león que forma parte del emblema de la casa más poderosa de Poniente. La fortaleza de Altojardín tiene en el castillo de Trujillo su mejor exponente. Las huestes de los leones frente a las defensas de las rosas. Por las calles y en algunas fotografías se ha podido ver a Bronn y a Jaime Lannister subiendo las cuestas trujillanas bajo unas excepcionales medidas de seguridad.