Es cierto que el complejo hospitalario de Cáceres ha acumulado problemas durante los últimos tiempos, especialmente por la antigüedad de sus instalaciones, pero también es de justicia reconocer la labor de los profesionales cuando además merece un galardón. El Servicio de Medicina Intensiva del Hospital San Pedro de Alcántara de Cáceres ha sido reconocido por el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, a raíz de varios proyectos desarrollados para la reducción de infecciones asociadas y gérmenes multirresistentes en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).

En realidad se trata de un triple reconocimiento por lograr los objetivo previstos desde las sociedades científicas y el propio ministerio en los proyectos ‘Bacteriemia Zero’, ‘Neumonía Zero’ y ‘Resistencia Zero’, para la reducción de las tasas de bacteriemia, de neumonías relacionadas con ventilación mecánica y de los patógenos multiresistentes que se adquieren en las unidades de cuidados intensivos.

«Hace nueve años dio comienzo el primer proyecto en la UCI cacereña, avalado por la Organización Mundial de la Salud y con el apoyo del Ministerio de Sanidad», explica Marta Montans, intensivista de la unidad. A día de hoy ya se han conseguido superar los objetivos de tres programas, que además permanecerán en el tiempo, todos enfocados a una mayor seguridad del paciente. Acaba de comenzar un cuarto proyecto orientado a disminuir las infecciones urinarias asociadas a las sondas vesicales.

En UCI trabajan nueve médicos, cuatro residentes (más los rotantes de otros servicios), unas 40 enfermeras, en torno a 20 auxiliares, celadores y personal de limpieza. Se trata de un servicio central, básico, que atiende a los pacientes que tienen una enfermedad que amenaza su vida o que potencialmente puede hacerlo. «Todo el mundo en UCI conoce cuál es el objetivo de cada día para cada paciente. El hecho de tener un buen equipo y una buena comunicación es fundamental, por eso hemos alcanzado estos reconocimientos con la participación de absolutamente todas las personas que trabajan en UCI y con la ayuda de otros servicios como Microbiología y Medicina Preventiva», subraya la internista.

Se trata sin duda de una unidad distinta, donde se interviene con pacientes al límite. Pero Marta Montans niega que sean profesionales especiales, «sino especializados y entrenados para vencer el estrés, para mantener la responsabilidad de actuar sobre un paciente que está perdiendo la vida, de informar a la familia sobre situaciones duras, muchas veces dramáticas, sobrevenidas de forma brusca. Estos sentimientos se transmiten y tienes que aprender a tener empatía con los familiares pero a la vez sobrellevarlo y actuar independientemente de las circunstancias», explica la doctora.

Más donaciones

Además, esta UCI gestiona un 70% de las donaciones que se realizan en toda Extremadura y casi ha igualado la cifra de 2017. Tiene activos todos los protocolos, tanto la donación en muerte encefálica como en asistolia (pacientes fallecidos por una parada cardiorrespiratoria irreversible, de modo que el tiempo es mucho más limitado) y la donación en asistolia controlada (pacientes que fallecen de patologías cerebrales graves).