La escena volvió a hacerse habitual un fin de semana más en La Madrila, donde la diversión se alargó hasta las 10.30 de la mañana de ayer. Sin embargo, parece que el vaso de la paciencia vecinal está más que colmado y hoy su presidente, Miguel Salazar, tiene intención de acudir al ayuntamiento para presentar un escrito en el que lanzará un ultimátum al equipo de gobierno: "O se soluciona el problema de la movida o daremos luz verde a las comunidades de propietarios para que vayan a denunciar a los tribunales", dijo Salazar, que se mostró tajante frente a la actitud de los hosteleros y al posicionamiento del ayuntamiento cacereño.

El dirigente de los vecinos aseguró que hubo jóvenes en la plaza de Albatros desde las cinco de la mañana y que "el ruido de los tambores se prolongó hasta las 10.30". Salazar aseguró que los bares (Latinos, Airbag, El Peso del Pecado, Submarino, Rita y Machiavello) reabrieron a las seis de la mañana y exigió, una vez más, al consistorio que pusiera orden horario en este asunto.

Mientras tanto, cientos de jóvenes volvieron a llenar los locales nocturnos cacereños, frente al considerable recorte horario y a pesar de que durante más de una hora tuvieran que esperar, apostados en la calle, a que los bares reabrieran sus puertas.

LA POLICIA La versión policial indicaba que la noche del sábado no contó con demasiados incidentes. Lo más destacable fue, sin duda, el elevado volumen de llamadas que se recibieron en la jefatura. Se trataba en todos los casos de vecinos que telefoneaban quejándose de la celebración de fiestas en pisos, la mayoría de ellos universitarios.

El ferial no acogió demasiado público, según la policía. Los agentes tuvieron, eso sí, que intervenir en Hernán Cortés, donde aparecieron unos contenedores en mitad de la calzada.

Por lo demás, Cáceres volvió a tener, al menos en lo que se refiere al ocio nocturno, un fin de semana semejante a los del resto del año donde, una vez más, no faltaron las quejas vecinales.