J. C. V., además de funcionario (hoy jubilado), ejercía como abogado al habérsele reconocido la compatibilidad de funciones, aunque no podía llevar asuntos de tráfico. Así, a preguntas de la fiscal, manifestó al principio de su declaración: "Nunca he llevado en mi despacho asuntos de tráfico (...) He sido exquisito con el cumplimiento de la legalidad". Sin embargo, después reconoció haber elaborado las alegaciones. "Venía algún amigo, o compañero que tenía algún amigo, y me decía: mira J., que me pasa esto, yo veía la denuncia y le hacía el escrito (de alegaciones) o un recursito".

Los otros acusados reconocieron haber entregado boletines de denuncias de conductores a J. C. V. para que este "hiciera algo". También a otro abogado, J. L. P. D., quien negó ayer que llevara ningún asunto de tráfico y al que supuestamente se le pagaban honorarios por ello. Los imputados negaron que recibieran dinero de conductores. También se hizo constar que no prosperaron todas las alegaciones que se confeccionaron. Algunas no sirvieron de nada y finalmente los sancionados tuvieron que pagar las multas.