"Un buen psicólogo de barras, calles y parques". Las camareras del pub Roma, a cinco minutos a pie de la vivienda de Montesol donde fueron hallados muertos a golpes Juan Antonio Torrecilla y su mujer, Mercedes García de las Heras, no olvidan cómo este antiguo hostelero que regentó un bar en Salamanca se había definido alguna vez ante ellas. Cliente asiduo, frecuentaba el local desde mediados de septiembre pasado varias ocasiones al día, a veces solo y otras acompañado por su esposa. Siempre pedía alcohol. El güisqui DYC era su bebida favorita. También se le veía con un joven que vestía vaqueros y la parte superior de un chándal, recuerdan las camareras, al que apodaban El Rafa . Aseguran que Torrecilla se gastaba a diario 50 euros en copas. "Cuando pagaba enseñaba la billetera, siempre con un fajo de billetes", apunta Sole, una de las camareras del Roma, que le describe como un hombre que llevaba habitualmente la misma ropa --pantalones de pana y camisa de cuadros-- y caminaba con la ayuda de un bastón. Nunca les dijo a qué se dedicaba, aunque "era evidente que no trabajaba con la vida que llevaba".

Cuentan que la actitud de la mujer hacia el hombre era "sumisa", lo mismo que la del joven con el que también acudía al bar. Con ambos hablaba "en voz alta", aunque las camareras aseguran que siempre se comportó correctamente. También era habitual ver cómo un taxi esperaba en la puerta al matrimonio: "Ella se quedaba esperando en el coche y él dentro del bar. Parecía un chófer". Uno de los taxistas que les trasladó en una ocasión y que ayer prefirió mantener el anonimato, niega que un solo conductor realizara todos los servicios para ellos y asegura que Torrecilla "era un buen cliente, que daba dinero sin problemas". Este taxista añade que él les llevó del pub Roma a bares de Pedro Romero de Mendoza y de la avenida de Héroes de Baler, en Pinilla, en el entorno de La Mejostilla donde está situada la vivienda.

Vida en Salamanca

Antes de recalar en Cáceres, la pareja también vivió en Plasencia y Salamanca, donde regentó hasta hace un año la cervecería La Escondida, en el barrio de Garrido, en la que destacaron por sus raciones de queso, aseguraron ayer hosteleros de la zona de tapeo de Van Dyck a El Adelanto de Salamanca . Fuentes del entorno de la familia Torrecilla consultadas por este diario afirmaron que el matrimonio había emigrado a Centroeuropa, aunque no supieron precisar a qué se habían dedicado ni el tiempo que habían permanecido fuera.

"Eran muy buena gente" asegura Ana Muñoz, del bar Isis que frecuentaba la pareja en Plasencia. "Pero muy misteriosos" añade, como en un susurro, al describirlos quien durante tres años los atendió prácticamente a diario en la barra del establecimiento situado en la avenida de La Salle. Vivieron a pocos metros, en el número 16 de la calle Francisco de Malpartida --junto a la plaza de San Calixto-- en un adosado donde los vecinos confirman también el halo de misterio que rodeaba al matrimonio.

De hecho nadie acierta siquiera a comentar de qué vivían, pero coinciden en que manejaban dinero. Que se desplazaban en taxi, que tenían una intensa vida nocturna, que no tenían deudas, que solían ser muy misteriosos, que viajaban a menudo a Madrid y Salamanca... "Pero eran tan buena gente...", insisten en el bar, que ayer no daban crédito a la noticia de su muerte violenta. Aunque la misma Ana Muñoz repetía que el propio Juan Antonio "solía decir cuando se enfadaba que algún día lo iban a encontrar muerto en extrañas circunstancias", y ella creía que eran ocurrencias suyas.

Cuenta que tienen tres hijos y que con el mayor no tenían relación. Pero que se habían marchado a Cáceres porque la hija acababa de empezar a estudiar en la universidad. Según la responsable del bar, la mujer "era un manojo de nervios. Ella estaba mal, tomaba muchas pastillas y se las controlaba él. Juan contaba que había sido intérprete y secretaria en el Parlamento Europeo, que sabía siete idiomas, y que le habían hecho mucho daño". Asegura que Merche hablaba poco, pero que cuando lo hacía se notaba que era una persona culta. La imagen de Juan y Merche por la calle era la de una pareja "siempre agarraditos del brazo" cuentan. El, muy alto, y ella, esbelta. Afirman en el bar Isis que sentían adoración mutua.

Según confirmó ayer el programa La Tarde , de Canal Extremadura Televisión, el matrimonio también tuvo en Plasencia una asistenta llamada Pilar. Este diario pudo contactar ayer por teléfono con ella, pero rehusó hacer cualquier tipo de declaración sobre su relación con la pareja. "No, no, no les puedo atender", respondió con voz temblorosa.