La unidad de cáncer hereditario ha evitado que 60 mujeres desarrollen un tumor en esta parte del cuerpo. Forman parte de las 200 mujeres con antecedentes familiares y riesgo de padecer esta enfermedad, que se han sometido en la ciudad a una cirugía para extirparse los ovarios antes de que se desarrollara el cáncer, un tercio de ellas (unas 60) iba a sufrir con seguridad un cáncer de ovario, con esta intervención lo han evitado, según explica el responsable de este área en la capital cacereña, el oncólogo Santiago González.

El servicio, que lleva prestándose en el hospital San Pedro de Alcántara desde hace una década, basa su actividad en la prevención. Ayer organizó unas jornadas sobre el cáncer hereditario en el colegio de médicos, donde se habló de los principales tumores que pueden pasar de generación en generación: los de mama, ovario y síndrome lynch o cáncer colorrectal hereditario. Para tratar este último se contó con la presidenta de la asociación de familias con esta enfermedad, María Ricart, que habló sobre su experiencia.

En estos diez años la unidad de cáncer hereditario ha valorado a 2.200 personas con antecedentes familiares. De ellas, se constató que la mitad tenía riesgo real de sufrirla. Además se ha descubierto en 200 de estas familias una mutación que hace que aproximadamente la mitad de sus miembros sean portadores del cáncer (hay que tener en cuenta que tener la mutación no es sinónimo de padecer un cáncer, sino que puede que un progenitor la haya transmitido a sus hijos sin que él haya desarrollado la enfermedad).

FECUNDACIÓN IN VITRO / «Hay una posibilidad de cortar esa cadena, que se llama diagnóstico genético preimplantacional, que consiste en someterse a una fecundación in vitro para descartar los embriones portadores de la mutación. Lo que pasa es que aquí aparece el problema ético. La ley avala que se haga cuando está en juego una enfermedad grave que conlleva la muerte», explica el oncólogo Santiago González. En Extremadura aún no se ha realizado ninguna fecundación in vitro de estas características.

Una vez que se ha estudiado a los miembros de una familia (de media suelen analizarse a cinco, aunque ha habido familias en las que se han estudiado hasta 60) y se confirma los que tienen riesgo de desarrollar la enfermedad, estos tienen diferentes opciones. Lo habitual es comenzar a formar parte de los programas de enfermedad vigilada, como en el caso del cáncer de colon o de mama, tumores que tienen planes de diagnóstico precoz en la región.

En otros casos se opta directamente por la cirugía para extirpar los órganos y prevenir así la aparición de la enfermedad. En el caso del cáncer de ovario ya se han sometido a esta operación, que se realiza con la técnica de laparoscopia, 200 mujeres (de ellas unas 60 habrían desarrollado con seguridad el cáncer, según los datos aportados por Santiago González). También se han llevado a cabo 15 cirugías en la capital cacereña en las que la mujer se ha extirpado de una vez las mamas y el ovario.

En estos momentos el servicio de cáncer hereditario está ultimando un programa sobre el tumor de ovario, que desarrolla junto al laboratorio Astrazeneca. Desde Cáceres ha estudiado a 120 mujeres de la región para conocer la incidencia familiar de este tumor. A falta de tener las conclusiones definitivas, el doctor Santiago González avanza que la misma es muy superior a lo que hasta ahora se creía (ahora mismo está en el 5%).