Aunque muchos no se lo crean han abierto los baños en Cánovas tras varios años cerrados y meses de obras. Los prostáticos y gentes de meada fácil y repentina que pasean nuestra ciudad ya no tendrán que entrar subrepticiamente en un bar ni salir a la carrera camino de casa con los gayumbos húmedos.

Además es la primera vez que existen baños en Cáceres porque en tiempos lo que había eran urinarios, en el argot juvenil meódromos, aunque los más finos los llamaban aseos o WC. Había urinarios en la plaza, en San Juan y en Cánovas. Como no existían las redes sociales servían también para enviar mensajes. Uno se acordaba de la niña que le traía loco, otro insultaba a su mayor enemigo y no faltaban los cívicos a su manera pues dado que los destinados a los hombres solían estar bastante sucios por la tendencia a miccionar fuera del recipiente por muy grande que sea, podías leer una recomendación: «Mea feliz, mea contento, pero mea dentro».

Hay cámaras de vigilancia que no sé si impedirán esta manera de ejercer la libertad de expresión y se supone que tendrán restringido su recorrido pues hay faenas que no deben ser expuestas al público. Sin embargo no eran los únicos urinarios existentes al menos para los adolescentes. Una pared solía despertar la tentación de entablar una competición sobre quien meaba más alto y una extensión del terreno servía para aclarar quien meaba más lejos.

Naturalmente no debemos ser optimistas y pensar que los urinarios que han proliferado en nuestra ciudad en los últimos años se han acabado. Una esquina, la entrada de un garaje, las escaleras de subida desde la Madrila baja amanecerán con los restos de las medas de quienes vienen de un bar, aunque quizás en el bar no hay aseos.

Lo que parece que no está en los presupuestos municipales ni en la mente de nuestros regidores es facilitar la micción de los turistas pues en su tradicional trayecto no encontrarán facilidades.