El cigarrillo electrónico, también llamado vaporizador electrónico o eCig, pero sobre todo conocido como ‘vapeador’, es un sistema inhalador diseñado para simular y sustituir el consumo de tabaco. Dicho más claro: el usuario absorbe y disfruta de la bocanada de vapor, con la diferencia de que es un 95% menos perjudicial para la salud que el humo de un cigarrillo convencional, y que además se pueden elegir decenas y decenas de sabores. También es posible seleccionar el grado de nicotina inhalada para ir reduciéndola hasta llegar a cero.

Según los datos del Eurobarómetro, más de 10 millones de personas utilizan el cigarrillo electrónico en la Unión Europea, unas 460.000 en España (el 1 % de la población). Los ‘vapeadores’ tuvieron una primera oleada y ahora vuelven a ser muy demandados por la perfección de los nuevos dispositivos, que permiten sustituir la ansiedad del tabaco comenzando con apenas 3 mg/ml de nicotina (antes eran 18 mg/ml), hasta llegar a desengancharse. Nueve de cada diez usuarios parten de ese nivel, que ya supone una fuerte reducción respecto al cigarro.

La tienda Renovatio Vapor, especializada en este tipo de dispositivos, acaba de abrir hace un mes en Cáceres. Cuatro años atrás fundó su primer negocio on line, luego se instaló en Navaconcejo, y vistas las expectativas lo ha hecho en Cáceres. Puesto que los ‘vapeadores’ van ganando terreno, proyecta otros establecimientos en la región. «Es un producto que funciona a la hora de abandonar el tabaco. En lugar de la combustión del cigarrillo, el ‘vapeador’ utiliza una batería y una resistencia para administrar el vapor inhalado de una solución compuesta por propilenglicol, glicerina vegetal y aromas alimentarios, todos ellos ampliamente usados en multitud de productos de consumo humano (helados, dentífricos, inhaladores de uso farmacéutico...», explica Eduardo Pons, propietario de Renovatio Vapor.

Además, la nicotina en sí «no es cancerígena, y en este caso se puede inhalar en el grado que vaya demandando el consumidor, hasta eliminarla», subraya. Solo en países como Inglaterra existen ya 3 millones de ‘vapeadores’. Pretenden evitar las más de 4.000 sustancias químicas que encierran los cigarros tradicionales, de las cuales 70 son cancerígenas y 400 altamente tóxicas

En el ‘vapeador’, el líquido que se recarga es el que produce el vapor cuando se inhala. La nueva tienda cacereña, situada en la calle Sánchez Manzano, permite elegir entre un centenar de sabores (o ninguno). «Hay familias enteras de sabores, desde frutales hasta postres, tabaquiles, frescos..., y dentro de cada gama, lo que quieras. Vamos incorporando novedades casi semanalmente. No podemos hablar de gustos mayoritarios, cada persona tiene sus preferencias», matiza el propietario.

El coste / Un dispositivo con un kit de inicio de una calidad recomendable cuesta en torno a 30 euros, «si bien al precio al que está el tabaco se amortiza rápido», subraya. Luego habrá que ir comprando las recargas, de distintos tamaños, la más común de 30 ml (10-13 euros), cuya duración dependerá del uso que le dé el usuario. «Hay quien la acaba en tres días y quien la mantiene veinte».

El vapor generado por el cigarrillo electrónico no afecta a las personas que están alrededor. No hay ‘vapeadores pasivos’. «La normativa permite hacerlo en cualquier lugar siempre que no sea un centro sanitario, un organismo público, un transporte público o parques infantiles. En los locales de copas es posible, pero siempre debe imperar el sentido común y preguntar antes», explica Eduardo Pons.

También pueden utilizarse ‘vapeadores’ por puro ocio, sin estar previamente enganchados al tabaco. La mayoría de los componentes del humo del cigarrillo que dañan la salud están ausentes en el eCig, salvo la nicotina, que se puede ir modulando. Aun así, profesionales como Eduardo Pons no lo recomiendan si no es para sustituir al cigarro. «Se trata de un producto mucho más saludable· que el tabaco en un 95%, está científicamente probado, pero no es del todo inocuo», recuerda. Eso sí, las principales sustancias químicas del ‘vapeador’ no se han asociado con ningún riesgo grave para la salud.

Sea como fuere no es un producto para menores. «Está prohibido, si entra alguno le invitamos a que salga de la tienda», afirma Eduardo. De hecho, la Policía Local tiene puesto sus ojos en algún establecimiento sospechoso de vender estos dispositivos a menores.

Y es que el tabaco engancha a algunas personas hasta límites desesperantes, ya que prueban una forma tras otra para dejarlo sin lograrlo. Ésta es una nueva opción. «Yo consumía cajetilla y media de cigarros al día y conseguí dejarlo varias veces, pero volvía a caer. Con esto lo logré hace 4 años. Es cierto que quien no pone voluntad siempre encontrará excusas para regresar al tabaco», reconoce Pons.