Cuando un bloque de vecinos recibe la propuesta de una compañía telefónica para instalar una antena en su tejado, debe barajar varias cuestiones. El efecto más claro y directo es la oferta económica, que oscila entre 3.000 y 12.000 euros anuales. Estas cantidades se han ido incrementando, ya que las operadoras suben la cantidad si hay reticencias.

La auténtica polémica llega al hablar de las ondas electromagnéticas y sus efectos en la salud. No hay acuerdo científico sobre cuáles son los niveles perjudiciales. Varios países y ciudades europeas obligan a situar las antenas a 100, 200 y 500 metros de lugares habitados, ya que algunas investigaciones establecen que la población expuesta continuamente puede sufrir un aumento de abortos, depresiones, insomnio e incluso cáncer. Pero no hay nada demostrado. La Organización Mundial de la Salud no tendrá listo su estudio hasta el 2006.

También se debe tener en cuenta el peso de la estructura, que suele ser de varias toneladas (antena, casetas...). Hay que calcular la solidez del edificio.

La decisión de instalar la antena suele acordarse por unanimidad, ya que supone una alteración de la estructura del edificio y de los espacios comunes. Si no se considerara así, requeriría la mayoría de 3/5 partes.