La emprenden a patadas con los ejemplares más jóvenes, que acaban tronchados o incluso quemados. Siempre ha ocurrido, pero desde hace unos años se ha incrementado notablemente el número de árboles que aparecen dañados, partidos y secos en las calles cacereñas por la acción de los vándalos, sobre todo los fines de semana y durante las horas nocturnas. "Se ha convertido en un problema, porque el 15% de las nuevas plantaciones no salen adelante debido a estas gamberradas. En algunas zonas hemos tenido que renovar el arbolado hasta tres veces", lamenta Miguel Durán, jefe del Servicio Municipal de Parques y Jardines.

Los vándalos ya han sumado a su cuenta medio centenar de ejemplares en lo que va de año. "La proporción de árboles quemados o rotos es tremenda. Ocurre en todas las ciudades, se trata de un mal generalizado según se pone de manifiesto en las reuniones nacionales de nuestro sector, y ha ido paralelo a la cultura del botellón ", explica Durán, que asegura que las papeleras, las señales de tráfico y los columpios corren la misma suerte.

Una de las soluciones podría llegar de manos de los propios cacereños, según el concejal de Parques y Jardines, Joaquín Rumbo, que anima a denunciar estos hechos: "Es necesaria la colaboración ciudadana porque no podemos poner un policía detrás de cada árbol", señala.

Por otro lado, la campaña de poda comenzó el 16 de octubre y finalizará en marzo. Se pretende llegar a 6.000 árboles, del total de 15.000 que tiene Cáceres.