Una vecina próxima a la casa donde ocurrió el crimen recuerda que sobre las 14.30 o 15.00 del día 21 oyó que el perro de las víctimas comenzó a ladrar y después "una especie de grito" que no pudo definir si era o no humano, pero que le "extrañó" y salió a la terraza. Observó que la puerta de la cocina estaba abierta y luego, entre las 16.30 y 17.00, vio que ya estaba cerrada.