Hartos de los ruidos, vecinos de La Madrila han decidido no aguantar más. Siete afectados de la plaza de Albatros y La Madrila Alta (doctor Fléming y José Luis Cotallo) preparan una auténtica cruzada en los tribunales para atajar el problema. Se han unido y han acordado aportar fondos para sufragar el coste de las demandas que aseguran interpondrán contra el ayuntamiento y la Junta de Extremadura.

Aunque la intención de recurrir a los tribunales por parte de los afectados por el ruido de la movida viene de largo y nunca han llegado realmente a materializarse estas amenazas vecinales, en esta ocasión la postura es más decidida y seria. "Llegaremos hasta las últimas consecuencias porque llevamos 38 años con este grave problema", asegura Fernando García Figueroa, uno de los afectados.

"Ahora sí que están dispuestos a llegar hasta el final y la prueba es que van a poner dinero de su bolsillo", explica por su parte el presidente de la asociación de vecinos La Madrila, Miguel Salazar. Se ha calculado que cada afectado tendrá que aportar entre 300 y 400 euros para pagar los gastos del litigio.

CONTRA EL BAR QUE REABRE De hecho, en la propia asociación se ha constituido por primera vez una comisión antirruido para canalizar las actuaciones de estos afectados y otros que puedan sumarse a la iniciativa.

Una de las sempiternas reivindicaciones es la reapertura de los bares por la noche tres horas después del cierre. El horario de cierre de los bares es a las tres y el de apertura es a las seis. Esto permite a muchos locales de La Madrila ampararse en este margen para cerrar y volver a abrir sus puertas horas después.

"Es necesario que se cambie este horario irreal --apunta García Figueroa-- y que se tomen medidas que impidan esta situación más tiempo". Los vecinos pretenden forzar a la Junta a que modifique el decreto que regula estos horarios.

Este vecino, que reside en el número 3 de la calle José Luis Cotallo, explica que las molestias le han obligado a insonorizar su dormitorio, dormir en verano con las ventanas cerradas y padecer insomnio muchas noches. Cuenta que otros vecinos han optado por malvender sus pisos o por acudir al psiquiatra.

Asegura que no están contra los bares. "A mí el bar no me molesta, es el descontrol", manifiesta. La falta de respeto de un horario que permita el descanso de los vecinos y las conductas incívicas de algunos trasnochadores. "Nos encontramos todos los fines de semana con excrementos en los portales", detalla García Figueroa.

En opinión de Miguel Salazar, "la situación ha tocado techo y no se puede aguantar más". Aunque su gestión del problema ha sido cuestionada desde algunos sectores del barrio, ya que se le acusa de parcialidad por su afinidad al Partido Popular, Salazar defiende que en este asunto "no se va contra ningún partido y, por encima de mis afinidades --afirma--, está mi obligación de defender a los vecinos".

LA REFERENCIA: ZARAGOZA El grupo ha mantenido varios encuentros para perfilar una línea de actuación y empezar con el trabajo serio. Ahora mismo, se está pendiente de la contratación de un abogado que les lleve el caso en los tribunales. Probablemente se contará con los servicios jurídicos de la organización antirruidos.

La referencia de su lucha es Zaragoza, donde los jueces condenaron el pasado febrero a su ayuntamiento a pagar 7.000 euros a cada una de las 55 personas que denunció molestias causadas durante años por el ruido de los bares de la zona de Moncasi. En este caso, los vecinos demandaron al consistorio por incumplir su deber de vigilar el mandato de las ordenanzas municipales en materia de ruidos y disciplina urbanística. El fallo condena incluso a este consistorio a velar en el futuro por el cumplimiento de las normas.

El Ayuntamiento de Zaragoza ha recurrido la sentencia, pero los vecinos ganaron al menos una batalla. Ahora los de La Madrila quieren seguir sus pasos y esperan que los jueces también les den a ellos la razón.