El problema de agua en Rincón de Ballesteros no es nuevo. Muchos vecinos recordaban ayer la situación que se producía antes de que en 1996 el ayuntamiento firmara un convenio con la mancomunidad, que palió la escasez de suministro. Antes de esa fecha, la localidad se surtía de pozos y cisternas que enviaba el consistorio. Durante el mandato de Carlos Sánchez Polo como alcalde hubo problemas. Por eso, ya en esa época se iniciaron los trámites para iniciar el trasvase. De hecho, en una reunión celebrada en 1994 el entonces gobierno socialista cifró en 180.000 euros (30 millones de pesetas) el coste global de la obra. Ese año la pedanía, como ahora, también recibía tres cisternas al día, aunque los vecinos aseguraban que a las doce del mediodía el agua se agotaba.