Desde que hace 500 años el 2 de febrero, la cofradía de San Blas el Mozo de la parroquia de Santiago bajaba la reliquia del santo que tenía la cofradía de San Blas el Viejo de San Juan, los habitantes de esta ciudad sabían que tenían algo que hacer: sacar del baúl los viejos trajes típicos; y niños, jóvenes y no tan jóvenes, ataviados con los mismos, rendir culto a este santo; pasar un rato de convivencia junto a la ermita a la vera del Río Verde, y comprar las roscas de anís (hay datos que desde 1633 ya se elaboraban las mismas con donaciones de harina que hacían los fieles y que la cofradía se encarga de organizar su venta y distribución; en 1675, descintado el precio del trigo, se juntaron 569 reales) y el cordón del santo para llevarlo puesto durante todo el año y así proteger su voz y su garganta de los fríos del invierno y de todo lo malo que puede salir de las mismas.

San Blas es junto a San Antonio el santo más popular de todo el santoral. Prácticamente no hay ningún rincón de Extremadura, ni en España, en el que este santo no tenga una presencia más o menos destacada, ya sea con una romería o fiesta popular, o la sola presencia de su imagen en cantidad de retablos u hornacinas.

Un santo, un hombre de carne y hueso, que naciendo a finales del siglo III, en un país tan lejano al nuestro (la actual Turquía) y de una vida no demasiado larga, tiene que tener alguna connotación especial para que sea tan popular y tan querido. San Blas fue un hombre sencillo, amante de su tierra (no salió de Sebaste), culto (estudió medicina) y profundamente religioso. Su comunidad lo elige obispo, él lo rechaza en principio, pero después acepta porque sabe que puede servir mejor a los suyos.

La comunidad parroquial de San Blas lo tiene como modelo, durante todo el año intenta llevar a la práctica sus virtudes: descubrir a Dios en su vida, poner al servicio de los demás lo que somos y tenemos, estar cerca de los necesitados y ser fieles a nuestro compromiso cristiano.

Esta comunidad es la que invita a todos los cacereños el sábado 30 de enero a que imitando a nuestros antepasados, bajemos hasta el barrio de San Blas para en los alrededores de la ermita celebrar la popular romería de este santo. Sin olvidar que el 3 de febrero, día de la fiesta oficial, a las 17.00 y presidida por el obispo tendremos la eucaristía y la procesión con su imagen por los alrededores de la ermita. Os esperamos y feliz romería a todos.