La fábrica de cerámicas Waechtersbach puede afirmarse que es hoy ya solo un recuerdo. Siete años después de que comenzasen los amagos de despidos masivos por la caída de las ventas, todas sus existencias y algunas de sus máquinas se han vendido, ayer pasaron a otras manos sus terrenos y edificaciones, y solo quedan por liquidarse algunas máquinas pesadas. Hay que recordar que en un principio se intentó la venta de toda la maquinaria en conjunto y también mediante subasta, pero al no ser posible --no pujó nadie-- se decidió vender las máquinas de forma individualizada.

El dinero obtenido de todas las ventas --la subasta de ayer era lo más importante-- se destinará a pagar a los acreedores en función de la lista que en su momento aprobó el juez, y a los que se adeudan unos 4,5 millones de euros. El orden en que se les irá pagando, según recordó ayer el abogado José Viñuelas, uno de los interventores judiciales, será una hipoteca de la Seguridad Social, de unos 620.000 euros; otra de una sociedad de garantía recíproca de la Junta (de entre 250.000 y 260.000 euros); las indemnizaciones a los trabajadores, tanto las pagadas ya por el Fogasa como las pendientes; y seguidamente los gastos que se han ido generando durante el concurso. Y a partir de ahí, añadió, se irán pagando los créditos concursales, de los que el primero será la parte salarial que tengan los trabajadores que no les haya pagado el Fogasa; y después unos créditos privilegiados de Hacienda y Seguridad Social.