Veterinarios de la ciudad recogen firmas para frenar los casos de envenenamiento de perros con matarratas. En lo que va de año ha fallecido cerca de una veintena de animales por esta causa y solicitan a la policía local que vigile los parques de la ciudad y que investigue todos los casos para frenar esta situación.

Los canes se intoxican por ingerir matarratas u otro tipo de veneno que es colocado por personas, hasta el momento desconocidas, en los parques, en los alcorques de los árboles o incluso en las aceras. Los afectados quieren que se abra una investigación para cazar al culpable. La recogida de firmas, que acaba de comenzar, se lleva a cabo en la clínica veterinaria San Martín (en la avenida Ruta de la Plata) y en Hambre Canina (en la calle Coimbra, en la barriada de de Cabezarrubia). En ellas también se podrán coger hojas para que los clientes se las lleven y recojan firmas por otras zonas de la ciudad.

El último caso de envenenamiento ha ocurrido en la barriada de Mejostilla, tras haberse intoxicado con raticida. Ha tenido lugar en la zona cercana al centro de salud, en las calles Julián Perate y Andrés Burgos. No es la primera vez que sucede esto en el barrio, ya se han denunciado más casos en la calle Simón Benito Boxoyo y en Cayetano Polo Polito.

En este caso el perro (una hembra de raza pequinés mezclada con yorkshire, que tenía siete años), según indicó su dueña que prefiere mantenerse en el anonimato, comenzó a perder el apetito a las pocas de horas de ingerir el veneno.

VOMITOS Y SANGRE Al principio sus dueños pensaron que podía deberse al calor. Sin embargo a los días la perra comenzó con vómitos y con sangre en la orina, por lo que la llevaron de urgencia al veterinario. Nada más verla el médico se apresuró a decirles que, por los síntomas, todo parecía indicar que había sufrido un envenenamiento. "Le ha pasado a muchos perros, no es el único, me dijo el veterinario. Es increíble que pase esto y que además sea común", señala la propietaria del perro fallecido.

Ellos, como suele ocurrir en estas situaciones, no se percataron de en qué momento el animal había ingerido el veneno. Por esta razón la dueña inició por su cuenta una investigación rastreando los lugares por los que solía salir a pasear con su perra. Así, encontró "polvos blancos" en las calles Julián Perate y Andrés Burgos. Ya ha denunciado el caso. "El problema de esto es que no puedes denunciar a nadie, es como un aviso de lo que te ha ocurrido", indica la afectada. Exige que se ponga fin a esta práctica: "Es que no solo corren peligro los perros, sino también los niños que juegan en los parques", agrega.

Ayer los polvos todavía eran visibles en la acera de la calle Julián Perate. "Hemos llamado a la policía, han venido pero ni se han llevado muestras ni nada. Les hemos pedido que vengan a limpiarlo pero el veneno sigue ahí", se queja. Los vecinos temen que se intoxiquen más animales e incluso los pequeños del barrio, que juegan en un parque próximo a esta vía.

DE DISTINTAS MODALIDADES El veneno aparece de diferentes formas. En los otros casos de Mejostilla ha sido encontrado envuelto en una bolsita rosa en forma de bola. En este último, el polvo estaba esparcido por el suelo. Este verano también se han denunciado otros fallecimientos de perros en Nuevo Cáceres, tras envenenarse con una sustancia colocada en los alcorques de los árboles de las calles Oaxaca, Segovia y Pierre de Coubertain. Si los animales ingieren estos polvos, en la mayoría de los casos les causa la muerte. Los síntomas más comunes son hemorragias, rigidez en las articulaciones, convulsiones y vómitos.

La situación ya ha sido denunciada también por la Asociación Protectora de Animales de Cáceres. El colectivo, como avanzara este diario, solicita que se abra una investigación sobre este asunto y advierte de que en lo que va de año tienen conocimiento del fallecimiento de casi una veintena de perros por este motivo en diferentes zonas de la ciudad, como en Mejostilla, La Cañada, Cabezarrubia, El Perú y el parque del Príncipe.

Además, la protectora ha alertado de la aparición de varios gorriones muertos, la asociación cree que podrían también haberse envenenado, aunque afirma que es un extremo que el colectivo no ha podido confirmar.

Cuando se dieron anteriores casos de envenenamiento en Nuevo Cáceres y en Mejostilla, la policía local anunció que intensificaría la vigilancia en esas zonas para dar con el culpable. No ha sido suficiente porque el veneno ha vuelto a aparecer.