El 6 de agosto del año pasado se dio a conocer la suspensión de pagos de la constructora Vicarma. Entonces se calculaba que la empresa acumulaba una deuda de entre cuatro y seis millones de euros a la que no podía hacer frente, de ahí la quiebra. Sin embargo, el proceso del concurso de acreedores, que sigue su curso, ha revelado que el agujero financiero de Vicarma alcanza los ocho millones de euros.

Cuando la empresa pacense se declaró en suspensión de pagos, despidió a sus 62 empleados y abandonó sus obras en marcha, tenía en construcción unas 400 viviendas en la región: la mitad en cuatro promociones de Badajoz, las cien de Cáceres en el polígono Maltravieso, 99 en Almendralejo y otras 34 en Mérida.