Aunque parezca mentira, dentro de unos meses se inaugurará el nuevo hospital. Bueno, el medio hospital. Ello conlleva la reubicación de las prestaciones que hasta ahora se llevaban a cabo en el San Pedro de Alcántara y la desaparición del hospital Virgen de la Montaña.

Como todo el mundo sabe, el edificio del Virgen de la Montaña pertenece a la Diputación y pese a que hace más de diez años se sabía que habría un nuevo hospital y este edificio dejaría de ser utilizado como tal, aún estamos en el momento en el que ninguno de los políticos que han pasado por diputación han aclarado su destino. A eso se le llama previsión y gestión de recursos.

Puesto que el edificio tiene unas dimensiones capaces de albergar cualquier cometido y está situado en el centro de la ciudad a nadie le sorprenderá que tenga muchos pretendientes y si no los tuviera, estoy seguro que cualquier cacereño le encontraría un destino rápidamente.

He leído estos días que algún partido político ha lanzado la idea de que la propia Diputación se haga cargo del edificio para centralizar en él los muchos servicios de que dispone y que actualmente están dispersos en lugares diferentes y distantes. No me parece lo más oportuno pues estamos en el camino de la supresión de la burocracia y sobre todo, dado el avance de la técnica, cada vez es menor la necesidad de que el ciudadano deba acudir a gestionar papeleo presencialmente.

Pero es que además, la Diputación es propietaria de tantos edificios que ni siquiera los llena con sus actividades e incluso alguna vez se ha pensado en vender alguno, como es el caso del situado en Pintores 10, y por si fuera poco, dentro de unos meses le quedará más espacio en San Francisco con el traslado del conservatorio.

Claro que ya sabemos que los políticos son insaciables y pretenden acapararlo todo, pues no se les ocurre pensar en las necesidades de la sociedad civil y este edificio podría paliar algunas y satisfaces demandas ciudadanas que van desde sede de las asociaciones culturales a residencia de la tercera edad. No nos extrañe que se cierre el hospital y pasen años con el edificio cerrado. No será el primer edificio oficial que muere por imprevisión.