Virgen de la Montaña fue una romántica avenida con su bulevar de tierra, sus casas protegidas que hicieron los arquitectos Laguna, Chávarri y Ruiz Larrea, y sus edificios modernistas hoy desaparecidos. La Montaña era la avenida más moderna de la ciudad. Allí paraban los autobuses de Magro y de Mirat y en su bulevar los niños jugaban a los bolindres y al clavo. En la Montaña residían Jaime Naranjo, los Rivera Calvillo, Lorenzo González, Juan Delgado Valhondo (el de la farmacia), los Rodríguez Márquez, más conocidos como los Caleros...

Pronto empezaron a abrirse allí pujantes negocios: Muebles Cordero, Librería Cerezo, la frutería de los Rodríguez Márquez, la Peluquería Macías, la tienda veterinaria de Dámaso Márquez y las cafeterías El Encuentro y El Molino Rojo, que frecuentaban profesores, escritores y poetas. En los años 60 también la tintorería Limsec, situada justo frente al sanatorio de don Pedro Rodríguez de Ledesma. En realidad, aquel sanatorio era un chalet, donde también vivían don Pedro, su mujer Inmaculada, y sus seis hijos. Era aquella una casa maravillosa: al subir las escaleras, a la derecha, un jardín con una palmera, y luego las habitaciones y un pequeño quirófano en el piso superior. Con su derribo se marchó parte de la rica historia urbanística de esta ciudad. Ahora, la marcha de Limsec también dejará un vacío en los alrededores de esta avenida bella y concurrida, la de la Montaña, testigo directo de la historia de Cáceres.

POR MIGUEL ÁNGEL MUÑOZ