Estar enfermo y además tener que soportar incomodidades no es agradable. Por eso las quejas y críticas por la situación que han tenido que soportar recientemente en el hospital San Pedro de Alcántara, al verse hacinados en una habitación de dos camas hasta cuatro pacientes, son comprensibles. Lo son hasta para los responsables sanitarios, que las entienden, aunque advierten que lo ocurrido no es habitual, una afirmación que parece confirmar una visita al centro. EL PERIODICO lo hizo ayer y pudo comprobar que en la mayoría de las plantas había camas libres, así como que eran mínimas las habitaciones que acogían a tres pacientes.

Pero esto no se corresponde con lo vivido por Vicente Sánchez. Hace un par de semanas fue sometido a una operación en la que perdió parte del estómago por un cáncer. A su delicado estado, físico y psíquico, se sumó el tener que soportar que en la habitación "nos apilaran a los enfermos como borregos, poniendo cuatro camas, y hasta cinco en algún momento". Por ello, la semana que permaneció ingresado llevó a cabo una personal y peculiar cruzada, y con una cartel a modo de coraza con la lectura Somos pacientes, no borregos recorrió las distintas plantas del hospital en señal de protesta, "una enérgica protesta que trasladé a responsables del centro sin resultados, pues nadie hizo nada salvo tirarse la pelota unos a otros".

Ya en casa, donde se recupera de la intervención y habla para este diario, Vicente se muestra aún enojado. "Esto es inadmisible, y tenemos que denunciarlo para que no vuelva a ocurrir".

Desde la planta 5, Cirugía, donde este cacereño estuvo ingresado, el problema también se traslada a la 4, la planta de Oncología, Hematología y Digestivo, donde Loli asegura que también su marido, Paco, que padece un mieloma múltiple, sufrió el hacinamiento. "Mi marido estaba ingresado para someterse a quimioterapia, algo que le deja las defensas muy bajas, por lo que debe estar solo en una habitación, pero al parecer había problemas y aceptamos que la compartiera con otros dos pacientes", relata Loli. El problema, añade, es que la noche del 29 al 30 de marzo "metieron a otro paciente, con lo que ya eran cuatro, por lo que llamé al supervisor y le indiqué que para alguien con las defensas bajas es un riesgo estar con tantos pacientes en la habitación, pero me respondió que no había otra solución, sin más".

La indignación fue tal que presentaron la oportuna reclamación ante la dirección, "pues no se trata ya solo de la incomodidad, sino de los problemas que a un paciente como mi marido puede causar lo sucedido".

Situaciones puntuales

Los responsables de la sanidad cacereña dicen entender las quejas de los pacientes, pero afirman al mismo tiempo que estas situaciones son excepcionales, "en ningún caso responden a una masificación, sino a momentos puntuales y, además, escasos", asegura a EL PERIODICO Juan Carlos Escudero, director de Atención Sanitaria.

Sobre la situación vivida por el marido de Loli explica que se trata de una habitación, la 405, que por ser más grande de lo normal se utiliza para acoger a pacientes de forma transitoria, en momentos puntuales del día o la noche, a la espera del alta ya prevista de algún paciente de otra habitación, "algo que en marzo ha ocurrido solo en cuatro ocasiones, y se hace porque preferimos tener en momentos puntuales a tres o cuatro pacientes en estas habitaciones más grandes antes que derivar a pacientes a otros hospitales o suspender actividad quirúrgica".

Y tras un repaso a la ocupación de esta habitación en marzo, que los datos reflejan estuvo 20 días ocupada por dos pacientes, 10 por tres y un día con uno solo, además de los cuatro momentos puntales en que hubo cuatro, Escudero manifiesta su consideración de que hablar de masificación en el hospital "es una irresponsabilidad, sobre todo teniendo en cuenta que más del 70% de los días no hay más de dos pacientes por habitación".