XLxa división existente en el PP, más que una especulación, es ya una evidencia. La última prueba de ello la hemos tenido la pasada semana con el vídeo editado por la fundación FAES, que si bien a algunos les ha llenado de regocijo, a otros, como a su presidente nacional, no parece haberles causado el mismo sentimiento. Tal es así que, a las pocas horas de difundirse dicho vídeo, el propio Rajoy improvisaba unas declaraciones pidiendo a la militancia que no hagan oposición desde las vísceras, sino desde la inteligencia.

Tiene razón el presidente nacional del PP: la política, se haga desde la oposición o desde el Gobierno, requiere sentido común y cordura, que es tanto como decir capacidad para dialogar y para buscar lugares de encuentro. Eso es, en esencia, la democracia. Sin embargo, hay un sector de su partido que no lo entiende del mismo modo y prefiere aplicar la estrategia de la tensión que les llevó al poder en 1996. De ahí que cada vez sean más ostensibles --y, según parece, más irreconciliables-- los dos discursos existentes en el seno de la derecha española.

Pero lo peor es que esta situación, antes que aplacarse, da la impresión de que se acentúa y se multiplica en las distintas estructuras territoriales, como hemos tenido ocasión de comprobar la pasada semana a raíz del artículo publicado en EL PERIODICO el 30 de marzo por Antonio Pérez-Toril y Galán, secretario de Comunicación del PP.

Comienza el señor Pérez-Toril y Galán denunciando en su artículo el estado en que, a su entender, se encuentran las comunicaciones y los servicios en la comarca de La Jara y, a renglón seguido, critica una visita efectuada por este presidente a la misma el pasado 3 de marzo. Tras ello, el artículo se convierte en una sucesión de insultos que el secretario de Comunicación del PP encadena al viejo estilo de los años de la crispación y a los que no merece la pena dedicar una línea, pues no sirven más que para poner de relieve la personalidad de quien los suscribe.

En todo caso, la visita en cuestión, tal y como informó este periódico, tenía por objeto contrastar con los alcaldes de la zona --por cierto, todos del PP-- las necesidades de sus municipios y estudiar medidas de futuro para el desarrollo de la comarca.

Les dije ese día a los alcaldes, y lo repito hoy desde estas páginas, que agradecía muy de veras su buena disposición y su receptividad y, sobre todo, el clima de cordialidad que había imperado tanto en el recorrido por las localidades como en la reunión posterior celebrada en la sede de la mancomunidad, donde abordamos diferentes proyectos e iniciativas que ellos mismos plantearon.

Una por una, visitamos ese día todas las poblaciones excepto Navatrasierra, que, en contra de lo que manifiesta el señor Pérez-Toril y Galán, quedó fuera del programa por tener rango de entidad local menor, si bien eso lo decidió la mancomunidad que gobierna su partido, de manera que, al término de la jornada, también los alcaldes manifestaron su satisfacción por este encuentro y destacaron la sintonía imperante en él.

A priori, todos estábamos convencidos de que el ejercicio de comprensión realizado por ambas partes iba a ser muy útil para la comarca, pues permitía abordar los problemas desde la colaboración y buscarle respuestas consensuadas. Sin embargo, al señor Pérez-Toril y Galán, por lo que se ve, no le gusta que los alcaldes de su partido se entiendan con la diputación y prefiere la dialéctica de las vísceras, por mucho que ello repercuta negativamente en toda la comarca.

Allá él. Nosotros únicamente pretendemos mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos y para ello nada mejor que sentarse a dialogar con las personas que mediante sufragio pusieron al frente de sus Ayuntamientos, es decir, con los alcaldes. Pensamos que nadie como ellos conoce la problemática de la zona; por tanto, nadie mejor para realizar un diagnóstico ajustado a la realidad y un proyecto viable de futuro.

Esa es nuestra posición. No nos importa que dichos alcaldes militen en una formación política o en otra, ya que lo que de verdad nos preocupa es el desarrollo de La Jara. Menos aún nos importa a qué juega el Secretario de Comunicación del PP. Nos da igual si su tremendismo pretende marcar distancias con el sector moderado de su partido o acercarse a los ´neocon´ de Aznar. Es su juego, ya digo. El está en el lado de las vísceras y los alcaldes en el de la inteligencia. Por mi parte, no queda más que reiterar a dichos alcaldes mi gratitud por la sensatez demostrada y a los habitantes de La Jara el compromiso de la diputación con su futuro y con el de su comarca, al margen del partido en que militen las personas encargadas de dirigir sus consistorios.