"Ahora no soporto que los fumadores fumen delante de mí" explica, entre risas, José Luis Blanco, un exfumador desde hace 11 años, después de casi 30 de hábito, y que ahora "no volvería a fumar". El, como muchos otros ciudadanos, se acercó ayer "por curiosidad", al estand de la campaña Help, por una vida sin tabaco , situado en el paseo de Cánovas. Más tarde, José Luis decidió medir el nivel de monóxido de carbono en sus pulmones, prueba que se ofrecía a los interesados. Orgulloso y risueño, José Luis recogía el resultado de la prueba: un nivel bajo, propio de un no fumador.

Gracias a la citada campaña antitabaquismo de la UE, otros cacereños, al igual que José Luis, midieron y conocieron sus niveles de monóxido de carbono, de forma gratuita, en el paseo cacereño. Esta iniciativa se inició en España el pasado mes de marzo y tendrá una duración de cuatro años, durante los cuales se realizarán 18 eventos de este tipo en toda la geografía española, entre otras actuaciones. El objetivo de estos actos, explica Cristina Rodríguez, responsable de comunicación de la campaña en España, "es conseguir un contacto con el ciudadano; lo que buscamos es ofrecer información y sobre todo, sensibilizar a los que fuman de los efectos que tiene el tabaco sobre ellos, de la presencia de monóxido de carbono en sus pulmones".

Juan Antonio Ruiz, neumólogo del hospital San Pedro de Alcántara y coordinador nacional del área de tabaquismo de la sociedad española de neumología, acompaña a Cristina y otros compañeros en la realización de las cooximetrías. Esta prueba consiste en la medición del monóxido de carbono en aire expirado. La importancia de los niveles de esta sustancia se encuentra, comenta Juan Antonio, "en la correlación entre los niveles y el grado de tabaquismo, así como la correlación entre este grado y el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular o enfermedad respiratoria crónica".

La clave es el ppm

La cifra que resulta de la cooximetría se sitúa en un baremo, donde se compara con la cifra límite (8,5 ppm, partes de monóxido de carbono por cada millón de partículas de aire) de contaminación ambiental urbana que estipula la legislación europea. La comparación de ambas cifras permite al ciudadano intuir los efectos que el tabaco produce en su organismo pues "los fumadores, que poseen normalmente un resultado superior a 15 partes por millón de monóxido de carbono en aire expirado, tienen una concentración de hasta 5 veces más que la fijada por la legislación", exclama Cristina Rodríguez.

Carolina Pérez comenzó a fumar hace 6 meses. El resultado de su cooximetría ha sido de 15 ppm. "Dicen que es bastante alto pero bueno, pienso que todavía soy joven y que puedo dejarlo más adelante sin problemas", comenta Carolina. Jóvenes como Carolina conforman el principal grupo al que está destinado la campaña, pues "en la UE, la edad media para empezar a fumar es de 13 años y los jóvenes de hoy pueden llegar a ser fumadores severos mañana", comenta Cristina Rodríguez. Es conveniente detectar cuanto antes este hábito en la juventud pues los únicos beneficios del tabaco son, explica de forma sarcástica Juan Antonio, "perder dinero y tener que ir a buscar tabaco, incluso a las 2 de la madrugada".

A las 16.30, Cristina Rodríguez y Juan Antonio Ruiz, junto con sus compañeros, habían atendido a casi 300 personas; desde fumadores severos, con niveles de monóxido de carbono superiores a 40 ppm, hasta exfumadores y no fumadores preocupados por su exposición pasiva al humo.