La revolución deportiva en España comenzó hace ya unas décadas y el deporte, los deportes, fueron los vehículos que se utilizaron para el fomento de dicha práctica, sobre todo en edades escolares. Desde las federaciones, ya sean autonómicas o nacionales, se ha recogido la práctica en edad escolar como forma de captar talentos para el máximo rendimiento y aumentar el nivel de sus equipos regionales y nacionales cosechando grandes éxitos.

Desde hace no tantos años, el deporte no es el único generador de práctica deportiva. Un concepto como es el Deporte para Todos, lo abarca y supera. Esta práctica engloba a todos los grupos de edad y también todas las prácticas físicas que tiene un objetivo fuera o más allá del rendimiento o de la mejora de este, sino un objetivo socializador, de salud, de disfrute, aprendizaje...

Las administraciones públicas deben fomentar la actividad física y el deporte, tal y como lo conocemos, tal y como lo definen cada una de las federaciones deportivas, es una parte de esa actividad física. Ahora hay que tener en cuenta un mayor rango de edad (niñ@s, adultos, mayores...) y un mayor rango de colectivos y poblaciones especiales que antes no tenían acceso a la práctica de actividad física. Así mismo, en el alto rendimiento o la tecnificación las exigencias para que los deportistas y equipos consigan el más alto nivel, nacional o internacional, son mayores (instalaciones, apoyo multidisciplinar, dedicación, ayudas-).

Conociendo lo limitado de los recursos, yo me pregunto: ¿qué tendrá prioridad para las administraciones públicas, el fomento del deporte en todas las capas sociales y colectivos con objetivos de salud, ocio, aprendizaje, etcétera, o la consecución del alto rendimiento por los deportistas más destacados?