Del dicho al hecho hay mucho trecho, reza el refranero. El año que terminó contó con muchos e innumerables buenos hechos, aunque también algunos descorazonados, como el corte de Madrid 2016.

No obstante, en el que acabamos de entrar, podrán darse algunos más importantes aún, aunque a fechas de hoy no pasen de ser esperanzados dichos.

Veremos si la selección de fútbol es la mejor del mundo en la cita veraniega surafricana, pues con los rankings de la FIFA al dia de hoy no nos vale, a un servidor al menos.

Comprobaremos si Pau Gasol gana su segundo anillo NBA, fracaso en caso contrario, según sus propias palabras. Se sabrá si nos toca a los extremeños la lotería deportiva. O lo que es lo mismo, sabremos si tendremos a las estrellas a tiro de piedra y a los millones de turistas que atraen un mundial del fútbol recorriendo el camino mas corto entre Lisboa y Madrid, capitales de los dos países candidatos a organizar el Mundial 2018.

Sabremos si se presenciará, allá por el mayo florido, una final de ´Champions´ en casa y con dos equipos de casa. Y sabremos si es posible poner orden en el deporte, con la nueva normativa a consensuar en este primer trimestre entre todos, o casi todos, los agentes participantes en este sector socialmente tan potente como necesitado de una mejor articulación.

En tiempos difíciles se hace conveniente ponerse el positivismo por montera, pero que en el año recién estrenado se vayan a tener unos clubes saneados, un deporte en el que cada uno no haga de su capa un sayo, un mayor equilibrio en las competiciones, y a los diferentes entes participantes trabajando en la misma dirección, suena más a dicho que ha hecho.

El deporte actual tiene tantas aristas que parece sumamente complicado limarlas en escasos doce meses, no digamos ya cuando se empieza a escalar en la pirámide. Para muestra, un botón: en el Parlamento Europeo se presentó en el 2006 un informe con 26 consideraciones con necesidad de mejoras y desde entonces , en materia deportiva en este país ha cambiado la ley antidopaje y para de contar. Ley tan poco experimentada que provocó el interés por parte del comisionado olímpico Príncipe de Mónaco y sus incesantes preguntas en Copenhague, las cuales se antojaron más determinantes en la exclusión olímpica que la cacareada alternancia de continentes.

Es indudable que el deporte es portador de muchos y excelentes pluses sociales. Pero también es incuestionable que actualmente está sobrado de intereses y más aún de excesivos egos.

No obstante, si como bien declaró el entrenador de fútbol Juanma Lillo, somos capaces de evitar imponerle al deporte estos excesos, declaración de alguien que puede hablar de hechos, subiendo al Salamanca de Segunda B a Primera en tres temporadas. Quienes asistimos a sus charlas formativas en el Centro Extremeño de Formación Deportiva comprobamos de sus conocimientos. Es más que probable que el número de dichos convertidos en hechos podrá ser superados en el nuevo y sucesivos años.