Está en el aire, es la discusión de moda. Juegos Olímpicos de Pekín sí o no. En una entrevista, hace pocos días, tuve que contestar la pregunta. Como deportista sería una desilusión que la política se impusiera al deporte, aunque no soy inocente: sé que la política y el deporte están muy relacionados. Como persona apoyo muchos de los llamamientos internacionales a China para que respete los derechos humanos y democratice su forma de gobierno.

Sin embargo, reflexionando, aunque su impacto puntual pudiera ser grande, me refiero a un boicot internacional a los Juegos Olímpicos de Pekín. Creo que el impacto, para China, para sus habitantes y para sus políticos y gobernantes, será mayor con la invasión, este próximo agosto, durante más de dos semanas, de decenas de miles de personas, atletas, entrenadores, periodistas, técnicos, espectadores, turistas, que visitarán China con la excusa de los Juegos desde todo el mundo.

El intercambio, no solamente económico, sería muy miope el que únicamente viera eso, que se producirá durante ese tiempo puede generar más cambios que cualquier boicot que pudiera surgir. El propio gobierno chino se dará cuenta tarde de que puede haber abierto la caja de Pandora, o una nueva puerta.

Por último, de forma más crítica, aunque es bueno que se aprovechen los impactos mediáticos, me parece hipócrita por parte de algunos gobiernos que, a la vez que piden con la boca grande un boicot a los Juegos de Pekín, no hacen ascos a intercambios comerciales, transferencias de tecnología o inversiones en China.

De todas formas, como no creo que a mí me pidan realmente la opinión a la hora de tomar una decisión definitiva, yo seguiré mi camino, mi camino hacia los Juegos Olímpicos de Pekín.

*Atleta