No pasa todos los días que un grupo de jugadoras de un equipo semi profesional como el Malpartida Extremadura, que esta temporada ha militado en la División de Plata de fútbol sala femenino, dedique un día a convivir con los alumnos de un centro especializado en la educación de discapacitados como Aspainca.

Ocurrió en Cáceres, en el Pabellón San Jorge de la barriada de Pinilla, en un ejemplo difícilmente discutible de integración. Las jugadoras lo pasaron en grande con los chicos, y viceversa. "Ha sido todo un éxito, tanto para los deportistas como para los familiares", relata Pedro Parra, alma mater del club malpartideño.

La convivencia consistió en una actuación de gimnasia rítmica por parte del Aspainca, tanto a nivel de grupo como individual, que siguió con un partido de fútbol sala entre representantes de ambas entidades. El resultado era lo de menos, pero la competitividad y las sonrisas proliferaron.

El encuentro deportivo no terminó entonces en el pabellón. Todos los asistentes pudieron compartir un rato de charla y confidencias en un local cercano y ante un aperitivo. Una experiencia que satisfizo a todos y que nace con la vocación de tener continuidad en futuras ediciones.