En la Liga Turincar de balonmano, el empate en el derbi cacereño pone en bandeja de plata al Plasencia Rigoletto el primer puesto de la fase regular.

Paideuterion-Ahica y Fundación Pinilla Crespo firmaron tablas en la penúltima jornada. El empate a 27 fue el desenlace de un encuentro con gran intensidad. Igualmente intenso fue el duelo entre el Tierra de Barros y el Plasencia-Rigoletto (24-27). Bastante más fácil lo tuvo el Villafranca ante el Grupo Colazo-UBP al vencerle 22-30.

La efectividad de los jugadores del Plasencia ahogaron las esperanzas del Tierra de Barros de ganar al líder. Ambos equipos escenificaron un encuentro de alto voltaje, de gran contacto físico y con acciones duras. Aunque los del Jerte saben jugar con espacios y mantuvieron a raya la presión del Tierra de Barros. Le dieron la vuelta a un partido que perdían a falta de seis minutos del final. Se centraron en ataque, mantuvieron su clásica defensa 5-1 y vigilaron muy de cerca a Pedro.

Emociones

La remontada del Plasencia también se fraguó en el acierto de Alex García, un juvenil de gran proyección que sumó 10 goles. Félix Cano también arrimó el hombro: de 10 disparos 9 fueron dianas.

Mientras, los dos equipos de la capital cacereña firmaron tablas en el derbi. Ambos equipos se conocen bien y el sábado lo evidenciaron con el juego que practicaron. El encuentro fue una carrera de fondo en el que Cáceres 2016 fue capaz de dar la vuelta a un duelo que tenía muy cuesta arriba al descanso cuando perdía de cinco. Tras el descanso, el cambio de portero y de ritmo consiguió mermar poco a poco las reservas de goles que tenía Paideuterion. La intensidad y los continuos contragolpes con el que Paideuterion consiguió adelantarse al principio se transformó en un juego mucho más lento. Chema, un portero juvenil de Paideuterion, y Juanma, el extremo del Cáceres, protagonizaron un duelo atractivo. El Paideuterion erró a falta de cinco segundos un golpe franco que le hubiera dado el triunfo.

Por último, la Unión Balonmano Pacense y Villafranca rubricaron un partido de continuos contraataques y en el que ambas escuadras se refugiaron en sus defensas para sacar el envite adelante. No es de extrañar por tanto, que los porteros tuvieran gran protagonismo. Rubén Barroso, del Grupo Colazo, firmó una primera parte de gran altura. El demarraje final del Villafranca se engendró en la última fase gracias a su oficio. Al final la defensa de Villafranca resultó más efectiva que la del cuadro pacense y permitió que cada tanto a favor valiera su peso en oro.