Domingo, 19 de octubre. 10.00 horas de la mañana. En los campos de la Federación en Pinilla empieza a haber movimiento. Hay varios partidos y la feligresía futbolera comienza a llegar con cuentagotas. Unos frescos como lechugas, otros con la somnolencia propia de los que bailaron hasta la madrugada en la Plaza Mayor con la samba del brasileño Carlinhos Brown. Y ya se sabe: alegres noches de sábado, mañanas de domingo con telarañas.

Todavía queda más de hora y media para que eche a rodar el balón, pero ya van llegando los jugadores del Ciudad de Cáceres, de Regional Preferente, a las instalaciones federativas. Entre ellos destaca uno.

Se trata de Miguel Angel Barcala. Con 44 años es conocido, inevitablemente, entre el resto de la plantilla como ´el abuelo´. De forma cariñosa, eso sí. Parece ser el poseedor de la pócima secreta que vigorizaba de forma milagrosa a Astérix y Obélix en su lucha contra los romanos. Los romanos el domingo eran los chicos del Arroyo y Barcala el mariscal jefe de la defensa del equipo que dirige el histórico Oñi.

Un caso curioso de longevidad en los campos de fútbol extremeños. Pero ¿es el único? No. Si se dirige la mirada hacia el este de la región, hacia la Siberia extremeña, hay otro caso aún más extremo. Matías Roncero cumple 49 años en enero, y aunque ya no sale de inicio, como Barcala en el Ciudad de Cáceres, todavía juega importantes minutos en las segundas partes con el Herrera. Ha pasado por varias posiciones en el terreno de juego pero, dada su avanzada edad, en los últimos tiempos ´juega de Alexanco´, aquella posición que se inventó Johan Cruyff como revulsivo para los últimos minutos de los partidos complicados en sus inicios como técnico en el Barcelona a principios de los noventa.

Pero, ¿cuál es el motivo de que tanto Barcala como Roncero sigan calzándose las botas pese a que la mayoría de los jugadores a su edad estén retirados hace más de una década? Ambos son concluyentes al responder: "Las ganas. Cuando va a empezar la temporada me entra el gusanillo del fútbol y no soy capaz de retirarme. Me apunto otra vez", asegura el pacense.

El abulense del Ciudad de Cáceres va en la misma línea: "Esto me gusta mucho. Para seguir aquí a mi edad hay que tener mucha motivación. Hay que tener también espíritu de sacrificio, porque tienes que dejar algunas cosas de lado".

Uno de los secretos de su buen estado de forma puede proceder de su profesión. Ambos son albañiles, "una profesión que te exige diariamente un esfuerzo físico". Es su gimnasio. No necesitan hacer ejercicio añadido como otros jugadores más jóvenes de la plantilla para mantenerse en forma.

Estar al pie de obra dando el callo les mantiene jóvenes. Su velocidad y resistencia, evidentemente, no es la misma que la de sus compañeros de veintitantos , pero lo suplen con las cualidades que otorga la experiencia: "ganas, colocación, saber estar en el campo, leer los partidos rápidamente...". Casi parece más una cualidad el cumplir años.

Barcala lleva 29 años jugando al fútbol. Comenzó en Regional en el equipo de su pueblo, Tiemblo, y siguió en el Avila, Cacereño, en el que militó del 91 al 98, Villanovense, Moraleja, los veteranos del Galeano, hasta llegar al Ciudad de Cáceres.

Un club con el que se siente muy identificado. "Me han ayudado en circunstancias personales complicadas y les estoy muy agradecido. Ellos quieren que siga". Y no será complicado convencerle. Se hace querer. Es el capitán. Lleva el 4 en la espalda y es el jefe de la defensa. El Ciudad de Cáceres perdió el domingo 1-2 con el Arroyo, y él anotó el gol de su equipo. Con 44 años y con todo hecho en el mundo del fútbol. Todo un ejemplo.