Lo habéis oído a menudo: vivimos en la sociedad de la inmediatez. Todos esperamos resultados a la voz de "ya". Las últimas noticias, el último minuto, lo urgente a menudo se superpone a lo importante.

Es una tendencia alimentada por la revolución tecnológica que de está desarrollando y que acorta los tiempos y distancias en muchos procesos. Ya se habla de la Web o Internet 3.0 como ese tejido virtual de conexiones entre máquinas que interactúan y retroalimentan sin la intervención humana en cosas tan básicas desde una estación meteorológica, un radar de control de velocidad en una carretera o la máquina de ´vending´ de ahí al lado. Esta red está superando ya en volumen de datos y en crecimiento a la que construimos los humanos con nuestras interacciones, la Web 2.0.

El ser humano tiene sus limitaciones, somos una genialidad de la naturaleza pero nuestras necesidades van más allá del mero procesamiento de datos por eso no podemos pelear o luchar contra las máquinas sino en aprovecharnos de esta tecnología y explotar nuestras características más humanas.

A veces me da la impresión de que, con tanto tratar con máquinas y dispositivos, acabamos tratando a las personas como a los anteriores- si se nos cuelga el sistema operativo del ordenador es un problema, si nuestro compañer, amig o familiar no responde a nuestras expectativas no podemos reaccionar igual.

En el deporte pasa algo similar pero deportistas no somos máquinas, no reaccionamos como tales aunque a veces lo parezca. Quizás por esto cada vez se valore menos la derrota y sólo atendamos a los ganadores absolutos, a los que no fallan nunca cuando, como dice el refranero, errar es humano y de los errores se aprende.

Habrá que buscar el equilibrio, aprovechemos para utilizar la tecnología y ganar tiempo para ser más humanos. Eso sí sería calidad de vida ;-)