SIN MIEDO A CATALUÑA

La democracia del alacrán

Ángel Morillo Triviño // Castuera (Badajoz)

La verdad, a mí, esto del «metemiedos catalán» me parece una farsa muy bien montada por el Gobierno del país y ese nuevo partido nacionalista llamado PDCA (antigua CIU) para, entre otras argucias, hacer que los españoles nos olvidemos de la corrupción de ambos, con personajes del tamaño del muy honorable Pujol y otras lindas piezas del desfalco nacional. Me recuerda todo a una viñeta de Forges de hace unos días: «¡Óyeme bien; es la última vez que te lo digo! ¿El qué? ... Se me ha olvidado».

Sí, lo que está pasando estos días, políticamente hablando, es como el título de mi blog «La demagogia del alacrán». Porque ya me dirán ustedes si no es demagogia (dominación tiránica de la plebe, según el diccionario Espasa) del alacrán (arácnido peligroso, cuyo veneno mata y muy rápidamente) lo que está sucediendo en nuestro país con las declaraciones de unos y de otros que no llevan a ninguna parte que no sean los intereses electoralistas de ambos; con la pobre y falsa ley electoral de fondo que nos obliga a tragarnos los individuos (de la catadura moral que sean) que los cuatro dirigentes (reitero una vez más, marionetas de la banca y el Ibex) han elegido por su sumisión a los principios poco decentes que ellos profesan.

Ocurre pues, y es una verdad como un templo, que los dos términos, demagogia y alacrán, juntos producen un mejunje que bebido por un pueblo desinformado, manipulado y con un amplio índice de analfabetismo funcional aún al que se le oculta lo esencial en cada momento, da lugar a un adormecimiento que induce a tener un comportamiento de conformidad sin límites o, lo que es lo mismo, borreguil y de amplia displicencia.

Sirva como ejemplo sólo una simple cuestión que muchos españoles acabamos de saber: La famosa policía autónoma de Cataluña, los Mossos, la pagamos entre todos los españoles para que sólo sirvan a la comunidad de Cataluña.

Por la cuenta de la vieja, unos pocos de cientos de millones de euros cada año y quizás me quede corto. Mientras tanto, después de más de 30 años de gobierno socialista en Extremadura, ni siquiera tenemos un tren que supere los 40 K/H sin averiarse.

Pero eso sí, de palacios de congresos (aunque no haya ningún congreso digno de ser destacado salvo que en adelante se celebre en el de Villanueva uno para elegir la sandía más gorda del año) estamos muy bien dotados... y de cantidad de gente trabajando en la Junta de Extremadura (cerca de 50.000 personas) y en las Administraciones y Empresas Públicas, en total el 32% del empleo de la región sin contar los políticos, seguro que hemos batido el récord Guinness. ¿Por qué no pedimos nosotros también la Independencia?