A la memoria de mi bisabuelo Cipriano Segundo Montesino.

Murió de pronto el Lusitania exprés, el que cruzara campos extremeños, el tren hotel, el que velara sueños de Madrid al Lisboa portugués.

¿Murió? Que no, que no, que fue matado por políticos ruines, por unos votos dejaron a los pueblos casi rotos, desvalido el terruño, abandonado.

¡Qué triste estaría! ¡ay! mi bisabuelo, Cipriano Segundo Montesino, al observar cuál fue el triste destino de aquel tren de vapor que puso en vuelo.

¡Dónde hallaremos a otro Cipriano, político, ingeniero de valía, que fomente y active nueva vía, la que exige el humilde ciudadano!

De nuevo, Extremadura, abandonada, sin AVE, la que ahora se revela, ya lo dijo quien fue mi bisabuela:

«¡La das o te darán una patada!»