FENÓMENO PARANOMAL

El jamón como medicamento

Ángel Morillo Triviño

Castuera (Badajoz)

Mi abuelo Antonio, maestro nacional y un hombre sabio decía: «El jamón es su majestad, el rey de los alimentos». Y, como se ha podido demostrar más tarde, tenía toda la razón: ningún alimento goza de las propiedades nutricias del jamón, sobre todo, si es de cerdo ibérico. Hasta el punto de que los médicos de la posguerra, ante la escasez de medicamentos, recetaban a los enfermos «sopitas de jamón y huevos»... y a esperar la evolución de la enfermedad. Claro que, evidentemente, muy pocos podían tener acceso a esa «medicina», pero..., esa es otra historia.

En el pueblo desde donde firmo mis escritos, el ayuntamiento hace todos los años «una matanza didáctica» y, según una página del Facebook llamada Castuera quiere saber, Iker Jiménez y Cuarto Milenio investigan «el extraño caso de los cerdos sin jamones de este pueblo».

Reproduzco literalmente (las comillas significan que hay pequeñas correcciones sin importancia) el texto donde se anuncia el misterio: «Si por la matanza didáctica que el ayuntamiento organiza te quieres pasar, un fenómeno paranormal vas a contemplar: cerdos sin patas. Nadie del pueblo, hasta ahora, ha conseguido ver los jamones. Si Iker Jiménez, de Cuarto Milenio, a este pueblo viene a investigar, en la torre del ayuntamiento, intensas vibraciones se van a experimentar».

Bueno está más que obvio, los cerdos no nacen sin jamones (¡que iba a ser de nosotros!), por lo que presumiblemente alguien se está aplicando, seguramente sin necesitarla, la medicina de la posguerra a cuenta de los impuestos de todos los ciudadanos de este pueblo.

Y no conviene olvidar que el señor alcalde es uno de los que se adjudicó el mayor sueldo posible que la ley permite en España (además de dietas, desplazamientos, comisiones de gobierno, plenos, etcétera, etcétera), y que, aparte de posible prevaricación continuada, está «involucrado» en un montón de denuncias y contenciosos.

Aunque, por supuesto, tampoco hay que echar en saco roto, que hay «medicinas», como la citada de la posguerra, que, presuntamente, «sanan» también muchos pleitos.

¿Misterio resuelto? Si es así, no hace falta que venga Iker Jiménez.