CRISIS EN ESPAÑA

De los listos a los tontos

José María Grandas Menéndez // Madrid

Tras la dictadura, los españoles hemos tolerado dos generaciones de líderes: la de los políticos listos y la de los ‘impolíticos’ tontos.

A toro pasado, no hace falta hablar sobre la múltiple corrupción de Jorge Pujol, de Felipe González y de Juan Carlos I.

Pero pocos discutirán que fueron también listos para evitar una crisis como la actual.

Hoy sufrimos aún más porque hemos tolerado hasta a un Puigdemont, a unos dirigentes del PSOE con los que estuvo a punto de ganar hasta una Susana Díaz y a un Felipe sexto ‘El preparao’, que ya vamos viendo para qué; cómo para no seguir a un Pablo Iglesias, el también preparado... para eternizar a la izquierda o en la oposición, al que estos días, ha tenido que apoyar, descubriendo sin querer el pastel, incluso Ansón.

CATALUÑA Y ESPAÑA

Un país sin derecho al divorcio

Ger Gertzen // Escritor // Vila de Rei (Portugal)

¿Admitiría la Unión Europea en su seno a un país cualquiera que no reconociera el derecho de sus ciudadanos y ciudadanas a divorciarse en ningún caso?

Recordemos que en lo que va de año (2017), solo en el Estado español, por ejemplo, la cifra de mujeres que han sido asesinadas por sus (ex)maridos o (ex)novios ya supera la cincuentena.

¿Se puede considerar democrático, incluso, un Estado que no permite a sus miembros la libertad de juntarse o no con otra persona? ¿Tampoco en el caso de que esa persona anule, ningunee, someta, controle, golpee, viole... a la otra persona? ¿Ni siquiera en el caso de que se haya unido en contra de su voluntad?

Si las respuestas a las preguntas cursadas hasta aquí son a favor de la libertad de las personas a formar o a seguir formando parte de un conjunto... ¿No tendrían los grupos de personas el mismo derecho que sus individuos a (no) formar parte de un grupo más grande?

Existen bastantes evidencias de que España anula, ningunea, somete, controla, golpea... y yo afirmaría que hasta viola de forma sistemática a Cataluña. Y si no a toda, al menos a una gran parte de su población.

Si un país sin derecho al divorcio no puede ser considerado democrático, también se han de establecer unos razonables cauces para que los grupos humanos no sean sometidos a relaciones con otros grupos. Considero que el mundo civilizado ha de civilizarse también en esta cuestión.

La democracia sin libertad no es democracia.