EVASIÓN DE IMPUESTOS

Perjuicios de los paraísos fiscales

Carlos Feliu // Economista/Barcelona

Cada cierto tiempo aparecen informes de investigación que redescubren que existen paraísos fiscales y que gente con mucho poder posee capital en esos países. Sí, existen estos paraísos fiscales, y si les va tan bien es porque gente muy poderosa desvía sus recursos a estos países para no cumplir con sus obligaciones fiscales.

Los paraísos fiscales nos perjudican, por un lado, por la evasión de responsabilidades con la sociedad: los impuestos no solo sirven para pagar servicios básicos y los sueldos de los funcionarios, también para garantizar una seguridad legal, administrativa e incluso física para que una persona o un grupo de personas pueda desarrollar una actividad económica con seguridad. Al no pagar los impuestos, una empresa disfruta de todos estos privilegios sin cumplir con sus obligaciones.

Por otro lado, estos paraísos fiscales protegen a los criminales. Nos ponemos las manos a la cabeza cuando países como China, Arabia Saudí o Venezuela burlan los derechos humanos (que Occidente considera que se tienen que aplicar en todos los países menos en Occidente).

En cambio, existen países como Suiza o Luxemburgo que se dedican a proteger a todos los narcotraficantes de Latinoamérica y a los señores de la guerra. Sin estos refugios, esta gente no tiene dónde esconder ni gastar su dinero.

Existe una frase muy popular en inglés que, traducida, significa: «No culpes al jugador, sino al juego» y que describe muy bien lo que quiero expresar. La culpa no es de las empresas ni de los paraísos fiscales sino que la culpa es nuestra por dejar que estos países sigan existiendo. Si queremos frenar la fuga de capitales tenemos que declarar la guerra económica y política a estos países, solo así haremos que ellos respeten nuestros derechos fiscales.