LUCHAR HASTA EL FINAL

Esta vida es solo de paso

Fernando Corbi // Valencia

Quiero que conozcan a Pedro, un joven de 21 años que murió hace unos días. Murió tras luchar durante dos años contra un cáncer. Soy médico, estoy acostumbrado a lidiar con la muerte, esa que a veces es capaz de traspasar hasta la coraza más profunda. Pedro era español, pero nacido y criado en Inglaterra; amaba su patria. En diciembre del 2015, su padre, un buen amigo mío, me llamó en una guardia. Estaban de vacaciones en Mallorca visitando a su familia. «Pedro tiene dolor de espalda, una contractura», me dijo (él es cirujano, sabía de qué hablaba). Vinieron a verme y Pedro me enseñó la región lumbar izquierda. Tenía una masa poco habitual. Me quedé blanco.

Por el tamaño, su edad y el dolor solo podía tratarse de un tumor. Le pedí una radiografía. Cuántas vidas cambiaron en esos cinco minutos que confirmaron el diagnóstico. Dar esta noticia fue muy duro. Me ayudó un compañero muy querido. Fueron momentos de tensión en los que tocaba informar del trágico desenlace a sus padres. Como buenos cristianos lo asumieron, entregaron lo más importante de su vida: la vida de un hijo. Pedro sabía que pasaba algo, pero no había ningún atisbo de tensión en su cara. Vivió entonces, y desde entonces, con la paz con la que había vivido siempre, como buen hijo de Dios. Paz, una paz natural del que sabe que le espera algo mejor.

Acostumbrado a dar malas noticias, siempre he creído que esta vida es de paso. Eso siempre lo había sabido Pedro y esa fue su fuerza. Ese es el poder de tener fe.

LAS MEDALLAS

Napoleón, Zoido, Rufián e Iglesias

Paula Rosales // Madrid

Napoleón creó la Legión de Honor y distribuyó 15.000 cruces entre sus soldados.

Cuando se le reprochó de repartir juguetes contestó que a los hombres se les manejaba con juguetes.

Nuestro (del PP) ministro del Interior va a fabricar una cantidad muy parecida, 12.500 medallas, a un coste de más de un cuarto de millón de euros, para condecorar a quienes crea que se lo merezcan.

Un parlamentario independentista, envidioso al sospechar que a él no le va a tocar ninguna, le ha preguntado que a «cuantos santos o vírgenes piensa condecorar». Pregunta tramposa, porque tendría que esperar a que se sepa cuantas de esas medallas va a negociar con él Iglesias, cuyo mismo nombre indica ya su importancia al respecto, para sus vírgenes progresistas.