ESCÁNDALO OXFAM

Recuperar la confianza

Meritxell Sacasas // Barcelona

Se cumple más de una semana del escándalo de Intermón Oxfam; después, han aparecido otros casos de abuso sexual en Médicos Sin Fronteras y Unicef. La gente aún se pregunta cuántos más se revelarán. Los hechos conllevaron consecuencias negativas para estas grandes oenegés, que pueden ir desde la retirada de socios y colaboradores, con sus importantes aportaciones económicas, hasta la pérdida de subvenciones públicas. Probablemente, repercusiones no tan graves para estos gigantes de la industria solidaria cuyo funcionamiento no dista demasiado del de las grandes multinacionales. En las pequeñas entidades, donde los problemas de financiación son más habituales, existe la preocupación de que pueda crecer la desconfianza entre los socios y donantes.

Nunca podremos cambiar los hechos ocurridos; sin embargo, sí se deberá actuar en consecuencia. Y esto es lo que esperan todos aquellos que todavía tienen fe en la solidaridad y en los valores. Ahora, las citadas entidades deberán reaccionar para responder a quienes creyeron en su misión y, así, recuperar su confianza, quizá creando planes preventivos o alejándose del modo de operar de las grandes multinacionales para recuperar la cercanía con sus voluntarios. A los solidarios escépticos les aconsejaré que no pierdan la esperanza, que confíen en entidades pequeñas donde el proceso de selección del voluntariado es más cercano y que participen activamente en las asociaciones cambiando sus aportaciones económicas por su tiempo libre y sus conocimientos.

HOY ES EL día mundial

Enfermedades raras

Miguel Fernández-Palacios // Madrid

Quienes las padecen de cerca, o en propia carne --la que afecta a menos de uno de cada 2.000--, han de añadir a su descomunal desgarro interno, un calvario de injusticias al contemplar la inquietante realidad de unos laboratorios que no las investigan porque la rentabilidad, con pocos pacientes, será escasa o nula. Así de golpe, además de sentirse desamparados, se ven desahuciados.

Como la falta de ética y empatía de las grandes farmacéuticas es total, ha de legislarse para que estas compañías destinen un porcentaje de sus desmedidos beneficios a investigar estos males o, mejor aún, crear un nuevo impuesto para que la Unión Europea respalde una investigación pública rigurosa, veraz y de calidad.

Mientras, la mejor forma de batallar es la unión de las familias buscando comprensión, conocimiento y ayuda psicológica que mejoren la calidad de vida de los enfermos. Y, para derrotarlas, no cejar jamás la lucha para apremiar a las administraciones a suplir las carencias del codicioso mundo capitalista.