ANTE LA HUELGA

¡Viva Correos!

María Francisca Ruano // Cáceres

Leído y publicado que los sindicatos CSI-F, CCOO, UGT y SLC anuncian movilizaciones y paradas por pérdidas de empleo y, sobre todo, precariedad en los trabajos contratados, se alza, sólo, el grito racional, sentimental, cursi e inteligentemente emociona, para clamar: ¡viva la carta! ¡Viva la postal! ¡Viva la paquetería! ¡Viva Correos!

LAS OENEGES

El escándalo

Alejandra Brea Romero // Madrid

Pudiendo observar ya con cierta distancia y objetividad el escándalo de las oneges, empezado por el contacto alguno de sus empleados con prostitutas en Haití, constatamos que se insistió casi siempre sólo en ese hecho y no en lo hubiera sido reprobable en todo caso: el hacerlo con el dinero donado para la ayuda social.

Cada cual puede tener su moral sexual, incluso la abstención sexual de por vida, pero no debe querer imponerla a los demás. Máxime cuando hoy está probado que el sexo es natural y sano para no caer en aberraciones físicas ni psíquicas. Las personas empleadas por las oneges suelen estar en una edad de máxima necesidad sexual y muchas de ellas están solteras y viven años en un ambiente que les hace imposible encontrar pareja como en sus países de origen. El que en esas circunstancias acudan a profesionales, menos puritanas que aquí, donde con todo muchos recurren también a las trabajadoras del sexo, solo puede considerarse como un escándalo farisaico.

EXCOMULGADOS

Toreros y equilibristas

María Faes Risco // Madrid

Tras la muerte de un torero en la arena no sólo no disminuye, sino que aumenta ese negocio... que demuestra así ser el de atraer a un morboso «respetable» público (cada cual se enorgullece de lo que carece), ansioso de gozar viendo como hay quienes, por necesidad o ambición, arriesgan su vida para divertirles. De ahí que un Papa, tan válido como el actual, excomulgó por suicidas a los toreros, para no hablar de los que les pagan por exponer su vida por su diversión. Lo mismo habría que decir de los acróbatas en el Circo del Sol, así como de quienes les pagan por arriesgarse a morir.