Vivo en Parla, ciudad dormitorio. Parla es una ciudad fea, multicultural y donde es más barato tomarse una caña que en Madrid, pero donde no encuentras nada digno que la acompañe. No busques, no hay. Tampoco una casa de comidas decente. Así que sí, comer mal o tomarte una fritanga o mala tapa en Parla es más barato y fácil. No hay donde elegir, así que no hay nada que buscar. Tampoco hay ocio u oferta cultural más allá de una pequeña obra teatral algún esporádico domingo. Así que toca buscarse un gran centro comercial y ver el nivel cultural heterogéneo y lo que puede aportarte, pues ni siquiera aguanta el tipo el obsoleto y liliputiense centro comercial que tenemos en Parla. Los que vivimos en Parla no lo hacemos porque nos compense aguantar atascos kilométricos de ida y vuelta y el trabajo nos obligue a ir a Madrid. Es justo al revés. Volvemos a Parla porque no podemos quedarnos en Madrid.

Nuestros hijos insisten en que nos marchemos, aunque tengan que cambiarse de colegio, pero su padre y yo tenemos que dibujarles un mundo virtual prometedor y utilizar las excusas más peregrinas para convencerles de que estamos atrapados en Parla, ese lugar en el que acabas cuando no puedes elegir dónde vivir.

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