Amis 42 años he tenido que soportar cómo el responsable de una clínica osteopática y su recepcionista intentaban convencerme, sin éxito, de que posiblemente un paciente quiso extralimitarse sexualmente en mi consulta por dos motivos: en primer lugar, no supe marcarle las distancias; y en segundo lugar, debo revisar mi forma de vestir, ya que, según algunas tablas de medición que ellos deben tener pero que yo desconozco, iba vestida algo llamativa o sexi. Al responsable de la clínica le diría que durante el trayecto de una hora a mi casa lloré sin parar por la enorme frustración. A la mañana siguiente, dejé de llorar y pensé que lo mejor sería emprender un plan de acción porque tuve la horrible premonición de que mi hija, y la suya, un día van a encontrarse con un energúmeno así. Sepa usted señor responsable de la clínica que a partir de ahora pondré todavía más énfasis en educar a mis hijos para que se extingan los hombres y mujeres que con su machismo no hacen más que alimentar y justificar el abuso sexual.