Menos mal que mi mujer asumió que, para ir a Madrid a reivindicar un tren digno para Extremadura, los gobiernos de Madrid y Extremadura deberían tener regulados los actos civiles y administrativos y enumerar cuáles son los intereses comunes de todos los españoles.

Para ello deberían eliminar los privilegios recogidos en la Disposición Adicional Primera y Disposición Derogatoria, párrafo 2 de la Constitución de 78; en la primera, porque «se ampara y respeta los derechos históricos» y en la segunda, porque «definitivamente» se deroga la «Ley de 25 de octubre de 1839”» Segundo, establecer de modo dogmático los conceptos de igualdad de oportunidades y la justa proporción del gasto en todo el territorio español. Tercero, prohibir constitucionalmente la representación de los partidos regionalistas/separatistas en las Cortes Generales, como tiene Alemania.

Si la situación fuera la expuesta, los diputados y senadores extremeños rechazarían, por «mandato imperativo», los presupuestos para 2018, porque de lo que se trata es que los extremeños (a través de nuestros diputados y senadores) no nos sumemos a la fiesta vasca por los acuerdos que el PP tiene con el PNV, que están en perfecta sintonía con el discurso federal y plurinacional que tiene el PSOE. Unidos Podemos y nacionalistas-separatistas se suman encantados porque ello significa menos España y menos Estado para el resto de españoles. Con la aprobación de los presupuestos para 2018, todos los partidos políticos estarán contentos en que nacionalistas-separatista inviertan todo lo deseable en propaganda, medios de comunicación y educación para adoctrinar a todo bicho viviente, y nosotros nos quedaremos sin todo los que significa un Estado fuerte… y sin tren digno.

Sin caer en la eterna bufonada de Rodríguez Ibarra, respeto el esfuerzo de los manifestantes, pero, sin «mandato imperativo», ¿para qué sirven los «actos reivindicativos» (según PSOE, UP y C’s) o una «concentración festiva» (según el PP) como la llevada a cabo el 18 de noviembre en Madrid? Creo que para lo que decía Lenin: para tener al día siguiente resaca.