Si los tiempos no estuvieran tan revueltos. Si los ánimos no estuvieran tan crispados. Si el odio y el resentimiento no estuvieran tan presentes. Si esta dinámica perversa que nos lleva al conflicto se pudiera paralizar, ¿qué decidiríamos? Hasta hace poco, todo eran hipótesis acerca de la nueva república, pero ahora ya comenzamos a conocer cuál será su coste: el empobrecimiento económico, la salida de la UE, el conflicto civil dentro de Cataluña. Ningún político podrá afirmar nunca más que seremos más ricos, que la UE nos espera con los brazos abiertos, ni que Cataluña es un pueblo uniforme y unánime. La sociedad catalana se ha tensionado tanto que corremos el riesgo de ir hacia una guerra abierta entre ciudadanos. No nos engañemos más, las revoluciones nunca se han hecho a base de sonrisas. Romper un marco legal y de convivencia nunca se ha conseguido sin derramamiento de sangre ni sufrimiento. La revolución no sale gratis. Por favor, señores políticos, asuman ya el final de este proceso y vuelvan al sendero de la paz y la convivencia.