Hace unas semanas, asistí a una conferencia sobre el papel de las Brigadas Internacionales en la guerra civil española, en el parlamento de Edimburgo, y me resultó tan interesante como preocupante ver cómo en otros países se habla de este tema más abiertamente que aquí.

Soy de la generación del 86 y en la escuela no me contaron que nuestra guerra (y posterior dictadura) fue una de las más sanguinarias. Con la cifra oficial de 140.000 personas desaparecidas, se ha dicho que España es el segundo país del mundo en número de desaparecidos cuyos restos no han sido recuperados ni identificados, detrás de Camboya. A pesar de la condena internacional sobre los crímenes del franquismo, cuando se habla sobre las víctimas, el actual Gobierno responde que es mejor no remover el pasado.

¿Puede ser democrático un país que, tras 42 años de la muerte de su más reciente dictador, ha sido incapaz de investigar los crímenes cometidos, así como de indemnizar a las víctimas? Ya va siendo hora de que toda la sociedad en conjunto reflexione profundamente sobre este asunto (y para nada olvide, como pretenden que hagamos los discípulos del franquismo) y pedirle al Gobierno del PP no solamente que deje de poner trabas a la investigación argentina y a la ley de Memoria Histórica, sino que condene él mismo los crímenes del franquismo, saque a Franco y Primo de Rivera de sus tumbas de una vez, y convierta el Valle de los Caídos en un lugar de homenaje a los republicanos caídos durante la guerra civil y la dictadura.