El pasado 6 de marzo el Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid aprobó presentar un recurso de inconstitucionalidad contra la Ley de Patrimonio Natural y Biodiversidad, por considerar que invade competencias que son exclusivas de las Comunidades Autónomas.

Las competencias que se consideran vulneradas son las relacionadas con gestión de espacios naturales protegidos, y las de caza y pesca. Por ello, el Ejecutivo autonómico madrileño ha aprobado recurrir ante el Tribunal Constitucional los artículos 62 y 66 de la citada ley.

Según el Gobierno de la Comunidad de Madrid, el artículo 62 de la Ley de Patrimonio Natural y de Biodiversidad establece determinadas prohibiciones y limitaciones relacionadas con la actividad cinegética y de pesca fluvial, que están atribuidas en exclusiva a las comunidades, en el caso de Madrid, por el artículo 26 de su Estatuto de Autonomía.

Para el Gobierno madrileño, la ley estatal justifica la intromisión en las competencias autonómicas mediante la aplicación del artículo 149 de la Constitución Española, en el que se recogen las materias sobre las que tiene competencia exclusiva el Estado. Esto es algo que los servicios jurídicos de la Comunidad de Madrid han considerado "una interpretación expansiva de dicho artículo constitucional", que provoca interferencias en sus competencias.

ESPACIOS PROTEGIDOS En el Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid de la pasada semana, el vicepresidente madrileño, Ignacio González, recordó además que las comunidades autónomas tienen competencia exclusiva para gestionar los espacios naturales y acusó a la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, de "pretender ´expropiar´ la gestión de las dos Reservas de la Biosfera que tenemos en Madrid, a golpe de ley".

Los dos espacios naturales declarados Reserva de la Biosfera por la UNESCO a las que hacía referencia Ignacio González son la Cuenca Alta del Río Manzanares, que cuenta con un patrimonio biológico de valor incalculable, y La Sierra del Rincón, de gran valor natural y paisajístico. Esta última reserva, que obtuvo la protección medioambiental en el 2005, es representativa de los ecosistemas mediterráneos, al contar con siete tipos de hábitat y una riqueza excepcional de más de mil especies de fauna y flora.

Estos dos espacios protegidos madrileños forman parte de la lista de lugares del mundo que componen la Red Mundial de Reservas de la Biosfera (RMRB), formada actualmente por más de 480 sitios de 102 países.