El desconocimiento del mundo natural puede hacer que una persona que actue con buenos deseos y con la intención de ayudar a un animal que considera desvalido, acabe perjudicando a este e incluso provocándole la muerte.

Para conseguir que esta situación no se dé en el caso de los jóvenes corzos que algunas personas creen abandonados cuando los encuentran tendidos en la hierba, la Asociación del Corzo Español (ACE) ha iniciado la cuarta edición de la Campaña Corcino.

El objetivo de esta actividad, que en esta ocasión cuenta con la colaboración financiera de la empresa automovilística Mercedes-Benz, es concienciar a quienes salen al campo en primavera, principalmente excursionistas, montañeros, paseantes, etc, de que si encuentran un corcino tumbado en la hierba, deben saber que no está abandonado, es su forma de defenderse. Su madre estará cerca, aunque no se la pueda ver, y le estará protegiendo.

El hecho de que un corcino se halle solo y tumbado en la hierba no quiere decir que esté abandonado. En las primeras semanas de vida, los corcinos son demasiado débiles para correr y ponerse a salvo, por lo que se ocultan entre la hierba o la maleza, donde permanecen inmóviles. Las corzas se acercan periódicamente para darles de mamar y limpiarles para que sus enemigos no les puedan localizar por el olor.

Peligros del cautiverio

Como explican los expertos de la Asociación del Corzo Español, la nula o escasa educación ambiental de algunas personas hace que haya quienes recojan los corcinos que se encuentran en el campo para criarlos en cautividad, ignorando las graves consecuencias que puede tener esta acción.

Habitualmente se confia el amamantamiento de las crías de corzo a una oveja o una cabra, algo que puede acabar con la vida del animal en dos o tres días, a causa de unas terribles diarreas. Pocos son los corcinos que sobreviven y los que lo hacen pierden el miedo a los humanos, por lo que nunca pueden ser puestos en libertad.

Además, indican los técnicos de la ACE, los machos adultos, siguen su instinto como animales territoriales no permitiendo intrusos en su entorno, lo que les convierte en muy peligrosos para los humanos. Un corzo macho puede inferir graves heridas a una persona.

La ACE recuerda que las medidas a adoptar cuando se encuentra un corcino tumbado entre la hierba son no recogerlo, no tocarlo y no permanecer en la zona. Si se toca a este animal puede impregnarse con el olor humano y su madre puede abandonarlo.

Permanecer en la zona donde se encuentra una cría de corzo también es peligroso porque algunos depredadores de este animal, como el zorro, tienen la costumbre de seguir el rastro de las personas, por lo que se les está dando pistas sobre el lugar en el que está escondido el corcino.

Por último, la ACE, asociación sin ánimo de lucro y que trabaja para contribuir al mejor conocimiento del corzo, recuerda también que la legislación de las Comunidades Autónomas no permite tener animales salvajes en cautividad, sin un permiso especial. Por lo tanto, tener un corzo en cautividad está prohibido y penado por la ley.